La educación es un derecho humano, sin embargo, no todas las personas que viven en nuestro país han tenido o tienen acceso a la educación. Las Escuelas Normales Rurales han sido un sistema educativo que ha permitido estudiar a miles de personas de las zonas rurales de México, las regiones donde la pobreza y la marginación persisten. 

De ahí radica su importancia, por eso en el marco de la lucha y la incansable búsqueda de la verdad de lo sucedido el 26 de septiembre de 2014, en la que hubo una desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa en Iguala, Guerrero, integrantes del Frente Nacional De Egresados Normalistas Rurales hablaron en entrevista con La Cadera de Eva. 

Las y los integrantes narraron sobre cómo fue estudiar en una normal rural en diferentes contextos como Guerrero, Chihuahua, Oaxaca, Yucatán y Jalisco. Además de denunciar el hostigamiento y la persecución que sigue perdurando hacia estas instituciones educativas, y por qué es importante que estas escuelas sigan presentes, con cambios internos, en las zonas rurales de nuestro país. 

Así fue haber estudiado en una Normal Rural 

Para María estudiar en la Escuela Normal Rural de Saucillo en el estado Chihuahua, fue trascendental porque en esa institución educativa asistían mujeres de las entidades de Durango, Coahuila y de la zona de la Sierra de Chihuahua. Lo que le permitió encontrarse a ella misma de manera ideológica. 

La Normal abre la mente y ayuda a entender que estos espacios tienen razón de ser, más cuando todos venimos de la necesidad de estudiar, que era lo único que nuestros padres podían pagar. Entonces a mí la normal me ayudó a encontrarme a mí misma de manera ideológica”, narra María de Los Ángeles González, integrante del Frente.

Foto: Cuartoscuro
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Las Escuelas Normales Rurales (ENR) son un sistema de formación de docentes para el medio rural en México, que surgió en 1922, las cuales cuentan con albergues, es decir, ahí los estudiantes pueden comer y dormir. Para algunos estar en una institución como esta les permitía comer tres veces al día.

 “¿Qué significa haber estudiado en una normal? En una palabra un poco amplia, puedo decir que ha significado todo, desde tener tres veces comida en un lugar, tener un aula donde educarme…”, reflexiona Agustín Solano López, egresado de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Iguala, Guerrero.

Agustín coincide con María, que las Normales Rurales abren la mente de los estudiantes de una manera crítica, reflexiva y analítica. Que le permitió acceder a la educación, porque no contaba con los recursos suficientes para trasladarse a la capital de Guerrero o a la Ciudad de México

“Si no fuera por la Normal Rural, definitivamente esta plática nunca hubiera existido y tal vez el enfoque que yo tuviera de la vida sería muy diferente. Estaría, no sé, tal vez en los Estados Unidos, tal vez de militar, tal vez de marino”, cuenta Agustín Solano. 

Foto: Del FNENR A.C.
Foto: Del FNENR A.C.

Las Normales Rurales permitieron el acceso de las mujeres a la educación 

El objetivo inicial de estas instituciones educativas fue formar maestros para que desempeñarán sus funciones pedagógicas en el medio rural, aunque en su nacimiento no había mujeres en las escuelas, poco a poco se fueron integrando. 

Del sur al norte de nuestro país hay Normales Rurales mixtas (hombres y mujeres), también las hay solo de mujeres o de hombres. En México hay 266 Escuelas Normales públicas, de las cuales 16 son Normales Rurales que cuentan con albergue y comedor hasta el 2021. 

María de Los Ángeles explica que los prejuicios y la religión, en esa época, impidieron que las mujeres tuvieran acceso a los espacios educativos, sin embargo, algunas madres y padres se quitaron esos prejuicios y enviaron a sus hijas a estudiar. 

Aunque las mujeres comenzaron a tener acceso a estos espacios sus tareas en los albergues se limitaban a las tareas domésticas. En 1942, cuando la reforma a normales rurales cambia y se hacen unisexuales, “la mujer empieza a tomar ya un rol independiente”, cuenta María de Los Ángeles.

“Las mujeres que lograron terminar sus seis o ocho años dentro de las normales rurales antes de 1964, fue un logro, porque ellas venían venciendo un dogma muy familiar, muy agregado y católico”, menciona la integrante del Frente. 

Foto: Del FNENR A.C.
Foto: Del FNENR A.C.

Por otro lado, Gloria Mayrani Ortiz, egresada de la Escuela Normal Rural Vanguardia, de Tamazulapan, Oaxaca, señala que la integración de las mujeres a estas instituciones fue un trabajo de lucha, perseverancia y compromiso de ellas mismas. 

A partir de la necesidad de la misma población femenina, de las ganas de querer salir adelante, de las ganas de participar, y de conocer y de ampliar sus visiones, pues nace esta lucha de integrarse a las filas del normalismo rural. Fue un trabajo, que sí, si trajo tiempo, y cuando por fin se dio, entonces ahí a prepararnos ideológicamente, a tener la misma línea política que se les enseñaba a los compañeros”, comparte Gloria Ortiz. 

Desprestigio y violencia hacia las Escuelas Normalistas

La historia de estas escuelas es muy amplia y varía dependiendo del contexto, pero tienen una constante: la persecución por parte del Estado Mexicano.

“Toda la tradición de las normales rurales se puede resumir en que los egresados de esas instituciones son luchadores sociales que han venido desde sus orígenes, contribuyendo a la forja del México actual”, cuenta José Luis López, egresado de la Normal Rural de Jalisco. 

Fernando Pacheco Alcocer, egresado de la Escuela Normal Rural ya desaparecida de San Diego Tekax, Yucatán, coincide con José, en que en las normales rurales nacen luchadores sociales y esa es una de las razones por las que hay un interés en cerrar las instituciones educativas. 

Desde 1940, en el sexenio de Manuel Ávila Camacho, se documentaron las primeras agresiones oficiales al normalismo rural cuando aún eran escuelas regionales campesinas. Posteriormente, a través de la historia se fueron registrando más agresiones, particularmente el caso de 2014, de la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, narra Fernando Pacheco.

En 1969, se cerraron 14 Escuelas Normales rurales del país, entre ellas la escuela del maestro José Luis López, la de Jalisco y  la escuela de Fernando de San Diego Tekax. 

Foto: Cuartoscuro
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Arturo de Chihuahua egresado de la normal rural de J. Guadalupe Aguilera de la cuarta generación 1960- 19655 le tocó vivir una época en la que nacieron muchos movimientos sociales a favor de la tierra por lo que señala que los gobiernos posteriores al de Lázaro Cárdenas iniciaron un acoso a estas escuelas porque las consideraron una amenaza al capitalismo. 

“Inició el acoso constante de estas escuelas a tal grado de que empezaron a través de las instituciones educativas a cambiar los planes y programas empezaron a hacer una serie de modificaciones que vino degradando la esencia fundamental con que se crearon”, reflexiona Arturo. 

Foto: Del FNENR A.C.
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Las escuelas normalistas defienden un derecho humano 

Las Escuelas Normales Rurales —explica el egresado José Luis— representan una oportunidad para que la gente de escasos recursos como las y los hijos de personas campesinas, jornaleras, y trabajadoras, tengan acceso a la educación.

“No puede México aspirar a ser más justo, más ejecutivo, mejor en una palabra, si sus nuevas generaciones no son educadas de conformidad con los requerimientos del país”, señala José Luis López, integrante del Frente.

Hoy, en donde vemos diferentes crisis, las Escuelas Normales Rurales se hacen esenciales porque son un espacio que da respuesta a las necesidades de las personas más olvidadas de México de acuerdo al egresado de Jalisco. 

“La formación de los maestros rurales, ideológica, profesional, está orientada a servir a las clases más marginadas, a las clases desprotegidas. Por eso ahí encontramos la razón más eficiente para justificar la existencia de las escuelas normales rurales. Y de ahí nuestra defensa”, cuenta José Luis

Foto: Cuartoscuro
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En este sentido, Fernando Pacheco coincide en que las escuelas normalistas deben seguir existiendo: “se cree también en grandes sectores de la sociedad que las normales rurales deben desaparecer, pero no es así, porque mientras existan comunidades rurales, nuestras escuelas tienen una razón de ser”. 

María, Gloria, Agustín, Arturo, José Luis y Fernando han construido junto con otras y otros egresados un frente para defender el normalismo rural por eso desde el Frente Nacional de Egresados Normalistas Rurales A.C. invitan a participar en el congreso presencial “El normalismo rural en el siglo XXI”.

El evento se realizará el 23 de noviembre de 2024 en la Escuela Normal Rural General Emiliano Zapata de Amilcingo, Morelos, para repensar el normalismo rural y generar los cambios que se necesitan para “fortalecer y mantener vigente a las Normales Rurales”. 

Foto: Del FNENR A.C.
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