La imagen de Frida Kahlo está por todas partes: camisetas, tazas, bolsas y hasta en billetes. Se ha convertido en un símbolo global de la cultura mexicana. Pero, ¿qué hay detrás de esta "kitschificación" de su figura? ¿Qué podemos descubrir sobre la verdadera artista detrás del ícono?

Este 6 de julio, conmemoramos el nacimiento de Frida Kahlo en Coyoacán, Ciudad de México, en 1907. Y aunque su figura ha sido sobreexplotada desde hace décadas, ¿realmente conocemos a la artista detrás del ícono ? Para entender elfenómeno que la pintora representa en la cultura popular y redescubrir su impacto social más allá de lo pophablamos con Luis Vargas Santiago, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.

¿Qué es la kitschificación y cómo se relaciona con  Frida?

El kitsch es un término que se utiliza para describir arte y objetos baratos, comerciales, sentimentales o vulgares, comúnmente asociados con la cultura popular. Pero, ¿por qué Frida Kahlo se convirtió en la reina del kitsch? Luis Vargas Santiago explica que el kitsch es una categoría estética que ha evolucionado con el tiempo.

Originalmente, se definía como algo de "mal gusto, cursi, trillado" y se oponía al arte elitista. Sin embargo, con el tiempo, el kitsch ha sido "rescatado de forma positiva" por algunas propuestas artísticas que se acercan a la producción industrial popular.

En el caso específico de Frida, el experto señala que su figura se transformó en un símbolo de muchísimas cosas, desde la identidad individual hasta la lucha política y social. Su popularidad explotó cuando artistas chicanas y mexicanas la retomaron a finales de los años 70 y 80, viéndola como un emblema de identidad individual con premisas políticas como las luchas de los movimientos gay o feministas.

La comunidad chicana, en particular, encontró en Frida una figura para identificarse y reconocerse en las fronteras estadounidenses. Además, su imagen se convirtió en un poderoso símbolo de la identidad mexicana, resumiendo "tradiciones y una historia muy atractiva" para el mundo extranjero.

La película Frida (2002), dirigida por Julie Taymor y producida por Salma Hayek, fue el detonante final de lo que Luis Vargas Santiago llama un "boom" todavía más notorio en la circulación masiva de la imagen de Frida. Incluso, el Banco de México puso en circulación billetes de 500 pesos con su imagen.

Esto muestra cómo la imagen de Frida Kahlo se ha convertido en un fenómeno cultural complejo que va más allá del arte y la historia. Su imagen se ha convertido en un símbolo de identidad y resistencia para muchas personas, y su legado continúa siendo relevante en la actualidad.

La verdadera Frida: más allá del souvenir

Más allá de la mercancía, la vida y obra de Frida son una fuente inagotable de significado. Luis Vargas Santiago nos dice que Frida fue la primera gran artista que hizo del autorretrato un lugar de mucha libertad creativa, creando "figuraciones" de lo que ella imaginaba de sí misma, más allá de representaciones fieles.

En estos autorretratos, ella realizaba un "performance de la identidad mexicana" con vestimentas tradicionales, flores y animales, narrando momentos de su vida y de México.

Pero no solo eso, su vida estuvo marcada por el dolor y la resiliencia. A los 6 años, la poliomielitis afectó su pierna derecha, y un accidente de autobús en 1926 le causó fracturas múltiples y la imposibilidad de tener hijos. Fue durante su convalecencia que encontró en la pintura una forma de "mostrar su alma y sobreponerse al sufrimiento físico".

Luis Vargas Santiago destaca que Frida "le dio cuerpo, le dio rostro a una vivencia de la discapacidad de una manera que no había ocurrido antes de ella". Su arte se convirtió en un vehículo para exponer su depresión, la pérdida de un hijo y su soledad, como se ve en obras que abordan el aborto, el cuerpo desnudo y la lactancia.

Ella misma decía: "Nunca pinto sueños o pesadillas. Pinto mi propia realidad".

Como te contamos en esta nota, Frida Kahlo también es un referente por ser una mujer que defendió sus ideales y proclamó la libertad. Aunque jamás se autonombró como feminista, su resiliencia y trabajo han sido una inspiración para otras. Se ha convertido en un ícono feminista para muchas mujeres dentro del movimiento.

Su imagen era revolucionaria para su época: rechazó la belleza canónica, construyó una imagen fuerte, "masculinizada", con bigote y cejas grandes, pero también cargada de flores y accesorios. Era andrógina y bisexual, lo que resultaba subversivo en el México de mediados del siglo XX, una época donde el machismo revolucionario mantenía a la mujer en una posición de subordinación.

Las mujeres de su tiempo que se movían en ámbitos privilegiados, como el arte, luchaban contra la idea de la feminidad y el pensamiento machista.Su arte también exploró temas personales, como sus relaciones lésbicas y sus amantes, entre ellos León Trotsky y Nickolas Muray.

Otro aspecto importante de su vida es su militancia política. Frida fue miembro del partido comunista desde 1928, y su féretro fue cubierto con la bandera de este partido en su funeral. Sus creencias anticapitalistas se reflejan en obras como Self-portrait on the Borderline between Mexico and the United States, donde contrasta la cultura mexicana con las chimeneas de una fábrica Ford.

Su obra está cargada de iconografía mexicana y elementos fantásticos que la llegaron a relacionar con el surrealismo, aunque ella misma decía que pintaba su realidad.

Luis Vargas Santiago menciona que los símbolos en la obra de Frida son "inagotables", desde sus diarios hasta sus intereses en culturas distantes como la egipcia o mesopotámica, mezcladas con tradiciones indígenas mexicanas. Símbolos como la silla de ruedas, las prótesis o la columna vertebral se "pueblan de sentido" y permiten una comprensión compleja de su obra.

Relevancia actual

Aunque algunas frases como "Viva la vida" se han vuelto eslóganes fácilmente reproducibles en mercancía, la conexión con Frida va más allá. Luis Vargas Santiago señala que las nuevas lecturas de su obra la relacionan con el posthumanismo, las visiones contra el capacitismo y la ecología.

Su figura sigue siendo una "fuente inagotable de inspiración" para millones de mujeres y niños. Luis Vargas Santiago concluye que es importante seguir hablando de Frida porque su trabajo es rico, estuvo conectada con círculos artísticos y políticos muy interesantes, y las generaciones actuales "proyectan las necesidades del presente a una figura del pasado" en un diálogo "anacrónico" que permite imaginar nuevas realidades.

Así que la próxima vez que veas la imagen de Frida en algún producto, recuerda que detrás de esa comercialización hay una vida, una obra y un espíritu inquebrantable que sigue inspirando y que es mucho más complejo y fascinante de lo que el marketing puede capturar. 

¡Frida es mucho más que un souvenir!