Desde el cuidado del hogar, hijes o personas mayores hasta el trabajo informal o formal fuera de casa, las mujeres parecen tener la capacidad de hacerlo todo. ¡Parecen! Porque en realidad esas dobles o triples jornadas se logran a costa de posponer la atención a nuestra salud física y mental.

Se sabe que la cuidadora es uno de los roles de género más fuertes en nuestra sociedad, no de ahora sino desde hace milenios. Dicho de manera muy sencilla: así como solemos ser las últimas en sentarnos a la mesa, también dejamos la atención a todas nuestras dolencias para luego porque siempre hay algo —o alguien— más importante. Sea en uso de tiempo o de recursos económicos.

Estudios publicados por la Organización Mundial de la Salud demuestran que las mujeres somos más propensas que los hombres a sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer, principalmente de mama. El estrés crónico, causado en gran parte por la falta de tiempo y la sobrecarga de responsabilidades, puede afectar negativamente al sistema inmunológico y aumentar el riesgo de padecimientos.

El de mama, en específico, ocupa el primer lugar entre los cánceres que afectan a las mujeres de 30 años en adelante en México, de acuerdo con estadísticas publicadas por el INEGI en 2022. Además, se estima que en 2022 hubo 2.3 millones de nuevos casos de cáncer de mama en el mundo, según una publicación del Instituto Mexicano del Seguro Social, considerándolo un enemigo silencioso que consume a las mujeres, a veces sin que ellas se den cuenta de manera oportuna.

Por eso es tan importante la prevención: unos minutos de autoexploración pueden salvar tu vida. 

Octubre es el mes rosa para sensibilizar sobre el cáncer de mama. Activar esa iniciativa pasa por educar y concientizar desde el hogar, la escuela y las comunidades mismas. Enseñar que el contacto con nuestro propio cuerpo es sagrado en el sentido más progresista posible; es decir, no hay nada de qué avergonzarse al tocarnos a nosotras mismas, conocer nuestras formas, texturas y, por lo tanto, cualquier mínimo cambio sospechoso. La conciencia corporal también nos ayuda a prevenir enfermedades.

Ya sé que nunca tienes tiempo, pero en ese momento antes de dormir: ¡súbete al tren de la mama y autoexplórate!