Comprar la medicina de mi abue, organizar la cena de navidad, acompañar a mi hermana a su cita, pedirle el Uber a mi papá... ¿Tú también haces una lista de este tipo de pendientes en el día a día para recordarte lo que tienes que hacer para cuidar a otras personas? ¿Quién nos recompensa por toda esa carga mental y las consecuencias que genera a nuestro descanso y a nuestra salud mental? Hablemos de los cuidados que no vemos: los cuidados pasivos.
Se llaman así porque el trabajo de cuidados no sólo parte de la acción de hacer algo, sino también, del desgaste mental por procurar a nuestras personas queridas a todas horas y llenarnos la mente de pendientes para poder resolver y sostener la funcionalidad de su hogar a costa de minutos de nuestro sueño, de trabajo, de descanso y de ocio.
En la investigación: Preocupaciones y recordatorios mentales: ¿qué son los cuidados pasivos? Te explicamos por qué estos recordatorios mentales en realidad también son parte de las tareas de cuidado han sido relegadas alas mujeres y que, con frecuencia, se han confundido como actos que deben hacerse por amor.
Y hablando de amor, ¿qué tan bien dominas la responsabilidad afectiva? Y es que cuando estamos buscando vínculos más sólidos y plenos esta se convierte en nuestra gran aliada, básicamente porque busca abolir toda la violencia emocional y psicológica que hemos normalizado. Por ejemplo, pregúntate si las relaciones con tus amigues son recíprocas, si estás presente cuando necesitan de ti o cómo comunicas tus límites a tu pareja.
Para saber más sobre la responsabilidad afectiva, te dejamos 10 ejemplos para ponerla en práctica en tus relaciones.