El punitivismo es la parte del derecho penal que castiga las conductas que incumplen las leyes y, de acuerdo con la organización Balance, la forma del castigo es distinta según la gravedad del hecho: puede ir desde una multa hasta cárcel. ¿Pero el punitivismo realmente es una solución que reduce la violencia a las mujeres?

Hablemos de los castigos, estos han formado parte de nuestra historia familiar y social, cada día lidiamos con sus efectos. Por ejemplo, en la Ciudad de México sólo se logró que la gente usara el cinturón de seguridad en sus autos una vez que se instauraron las multas. Así lo explicó Friné Salguero, directora ejecutiva del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, para sentar un contexto sobre la normalización del punitivismo en nuestra sociedad, durante la presentación del libro “Efectos inesperados. Feminismo y apuestas penales en México”.

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Este libro es un esfuerzo en conjunto de Balance, EQUIS Justicia para las Mujeres, Fondo Semillas, GIRE, Intersecta y el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir. Y si te preguntas qué tiene que ver este tema con el feminismo y en específico con la violencia de género, a continuación vamos a desglosarlo y a tratar de entender por qué sí tenemos que cuestionar esta manera de hacer justicia, quiénes se benefician del punitivismo, quiénes resultan con mayor daño y si las faltas a la ley son realmente reparadas con estos “castigos”.

¿Por qué el punitivismo genera más daños sociales?

Las medidas punitivas no garantizan a las víctimas el castigo de sus agresores, por el contrario, pueden generar más daños sociales para quien delinque e incluso para las propias víctimas, explicaron las autoras. 

Estefanía Vela, directora ejecutiva de Intersecta, mencionó cómo la prisión preventiva oficiosa generó un mayor número de personas privadas de su libertad sin sentencias. El problema puede verse en números:

  • 40 de cada 100 hombres privados de su libertad están en prisión preventiva
  • 49 de cada 100 mujeres privadas de su libertad están en prisión preventiva

Es decir, se encuentran sin goce de sus derechos y sin tener tampoco una sentencia. Y las más afectadas con esta medida son las mujeres.

“Las políticas punitivas pueden ser dañinas y nos tenemos que hacer cargo de ese daño”, afirmó Estefanía Vela.

Isabel Fulda, subdirectora del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), mencionó el caso de la violencia obstétrica, que en otros países donde se ha optado por penalizarla, el mayor daño ha sido hacia las mujeres y personas en vulnerabilidad y precarización; pero no hacia los organismos o instituciones que fomentan y reproducen estas prácticas.

¿Crear nuevos delitos y subir las penas?

La creación de nuevos delitos, la tipificación y el aumento de las penas hasta ahora ha sido la solución que han dado las autoridades, señaló Estefanía Vela

Sin embargo, la prisión aísla, estigmatiza y precariza, añadió la coordinadora del programa LiberAS de Balance, Darinka Lejarazu, pero esto no sólo ocurre cuando las personas se encuentran privadas de su libertad, sino también cuando salen de la cárcel, pues no hay programas que les acompañen al salir.

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Lejarazu explicó que el Estado lo que hace es abandonar a los dos lados del proceso, pues no toma en cuenta las necesidades de reparación de las víctimas, ni tampoco lo que necesitan las personas agresoras para tener una reinserción efectiva en la sociedad

“Pareciera que todo el sistema de justicia y todo el sistema penitenciario tiene que ver con castigar pero, se supone que tiene que ver con reinsertar a esas personas, ¿no?" (Darinka Lejarazu)

A la par, este proceso deja víctimas colaterales: las y los hijos de mujeres que han estado privadas de su libertad no tienen acceso a becas porque sus mamás no cuentan con las identificaciones necesarias, porque sus derechos políticos están suspendidos. Es decir, se les coloca en un lugar de desventaja del que muy difícilmente van a poder salir, concluyó la representante de la organización Balance.

La relación entre el feminismo y la justicia penal en México

De acuerdo con Intersecta, muchas de las exigencias que parten de nociones de justicia basadas en condenas y castigos han surgido desde el feminismo, pues ha sido una manera de que el Estado voltee a ver la gravedad de la situación de violencia sexual y de género en el país, explicó Maïsa Hubert, directora ejecutiva de EQUIS Justicia para las Mujeres.

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“El problema de esta lógica de combate a un delito es que es una lógica de combate, y es una lógica de combate que no protege a las mujeres, que no atiende los factores estructurales que generan estas violencias y que tampoco ha abonado a un acceso a la justicia en un sentido amplio”, mencionó la directora ejecutiva de EQUIS Justicia para las Mujeres.

Añadió que estas medidas combativas desde el punitivismo no han disminuido el número de feminicidios y tampoco han aumentado el número de sentencias. Mucho menos de sentencias que reparen el daño a las víctimas.

Las autoras del libro reconocen que el problema es complejo y que no hay soluciones definitivas. El castigo como única respuesta limita pensar en otras opciones, alternativas que busquen la reparación del daño, la prevención del delito y una redistribución de los recursos, concluyeron.

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¿Dónde leer el libro “Efectos inesperados. Feminismo y apuestas penales en México”?

La publicación se compone de 15 ensayos que analizan los efectos dañinos de algunas políticas creadas para “proteger” a las mujeres. En cada uno de ellos se revela cómo el aparato de justicia penal perpetúa las desigualdades sociales y violencias, lejos de fomentar una justicia restaurativa. 

Descárgalo de manera gratuita en este enlace: intersecta.org/efectos-inesperados