El caso que estremeció a Francia y convirtió a Gisèle Pelicot en un símbolo del feminismo mundial tiene un nuevo capítulo. Casi un año después de la sentencia que marcó historia, Gisèle, de 72 años, volvió este lunes a los tribunales para enfrentar al único hombre que todavía niega haberla violado mientras estaba drogada.

Este 6 de octubre, Gisèle llegó al Tribunal de Apelación de Nimes en Francia entre aplausos, cánticos y abrazos de apoyo. Levantó la mano, agradeciendo a quienes la acompañan desde hace años en su búsqueda de justicia. A su lado estaban su hijo, Florian Pelicot, y sus abogados, según reportó la agencia EFE.

El caso de Gisèle destapó los abusos bajo sumisión química, ha abierto un debate internacional sobre el consentimiento y la violencia sexual.

¿Por qué volvió al tribunal?

Gisèle decidió regresar para estar presente en el juicio de apelación de uno de los 51 hombres condenados por agredirla sexualmente. Es el único que se niega a aceptar la sentencia.

Aunque no tenía obligación de asistir, su abogado, Stéphane Babonneau, explicó que Gisèle considera que es su responsabilidad estar allí: “Empecé algo; tengo que terminarlo”, dijo al The New York Times.

El hombre que apeló se llama Husamettin Dogan, tiene 44 años y en el primer juicio fue sentenciado a nueve años de prisión por violación. Con la apelación, podría recibir una pena más dura: hasta 20 años de cárcel.

A pesar de las pruebas —fotos y videos grabados por el exmarido de Gisèle, Dominique Pelicot—, Dogan insiste en que es inocente. Al iniciar la audiencia, declaró: “Nunca he violado a esta mujer, tengo el máximo respeto por ella”.

Dogan admitió que tuvo relaciones sexuales con Gisèle, pero aseguró que fue engañado por Dominique, quien le habría dicho que ella estaba de acuerdo y que fingiría dormir. Según su versión, no sabía que la mujer estaba inconsciente ni bajo los efectos de somníferos.

Sin embargo, los videos muestran a una Gisèle inmóvil, tendida en la cama. Aun así, Dogan la penetró varias veces. Su abogado, Jean-Marc Darrigade, pidió que no se interprete su apelación como “un nuevo ataque”, pero la insistencia del acusado ha sido difícil de escuchar para la víctima y para el público.

¿Por qué este juicio es importante?

Fiel a la postura que la convirtió en un referente, Gisèle pidió que el juicio fuera público. Cuando el juez le preguntó si quería que el proceso se realizara a puerta cerrada, respondió sin dudar: “En absoluto”.

Como en el primer juicio, su objetivo sigue siendo el mismo: que la vergüenza no recaiga en las víctimas, sino en los agresores.

Su abogado, Antoine Camus, explicó que lo que más desconcierta a Gisèle es la negación del acusado, incluso cuando los videos son pruebas irrefutables. “Ella necesita que la justicia le diga: todas las violaciones que hemos visto, sí, fueron violaciones”, resumió el abogado.

¿Qué pasó con Dominique Pelicot?

El exmarido de Gisèle, Dominique Pelicot, fue condenado a 20 años de prisión, la pena máxima en Francia. Durante casi una década, entre 2011 y 2020, la drogó con somníferos y ansiolíticos para dejarla inconsciente. Luego, contactaba a desconocidos por internet y los invitaba a violarla en su casa, en Mazan, un pueblo del sur de Francia.

Él mismo documentó los abusos: grabó videos, tomó fotografías y guardó todo en archivos digitales. Esas imágenes se convirtieron en la prueba clave para condenar a los 51 hombres involucrados.

Durante el juicio, Dominique reconoció su culpabilidad. En una declaración que heló la sala, dijo: “Soy un violador, y todos los hombres de esta sala lo son”.

Hoy sigue preso, divorciado de Gisèle, y comparecerá este 7 de octubre como testigo en esta apelación.

Gisèle sabe que podría haberse quedado en casa. Pero eligió volver al tribunal, mirar al acusado y recordarle —y recordarnos— que el silencio no es una opción. Su presencia es una forma de decir que la justicia también puede tener rostro y voz de mujer.