Este martes Gisèle Pelicot encaró a los 51 hombres acusados de haberla agredido sexualmente, incluido su exmarido Dominique Pelicot, quien la drogaba para dejarla inconsciente y violarla. En su última declaración ante el Tribunal de Aviñón, en Francia, la mujer de 72 años señaló que se trata del "juicio a la cobardía" y afirmó que la cicatriz que le han causado "no se cerrará nunca".

"Siento rabia hacia estos hombres porque en ningún momento pararon, en ningún momento denunciaron. Vinieron a satisfacer sus pulsiones sexuales. Podían parar en todo momento y ni uno solo denunció. Eso llama la atención" (Gisèle Pelicot. )

En su última declaración en el macrojuicio que se celebra en Francia por los abusos que sufrió por décadas, Gisèle crítico la forma en que la sociedad percibe la violación, señaló que desde el inicio del proceso judicial, escuchó justificaciones de los acusados sobre su participación en las violaciones, lo que la llevó a renunciar a su derecho a un juicio a puerta cerrada. Apesar de saber los riesgos que conllevaba, optó por hacer pública su historia para desafiar la cultura que tolera y justifica la violencia contra las mujeres.

"Quiero preguntarles ¿en qué momento, cuando entraron en esa habitación les di mi consentimiento? ¿En qué momento, al ver ese cuerpo inerte, tomaron conciencia? Escuché 'me manipulaban', 'bebí un vaso de agua, estaba drogado'. ¿Pero en qué momento no lo entendieron?" (Gisèle Pelicot. )

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El juicio y sus consecuencias

El macrojuicio está en su recta final, Philippe L., el último de los 51 acusados en declarar, afirmó haber actuado bajo las órdenes de Dominique Pelicot, a quien describió como un 'demonio'. Argumentó que creía estar participando en una fantasía sexual consensuada, en la que la mujer fingía dormir. Sin embargo, admitió no haber comprendido la gravedad de sus acciones.

Tras la última declaración de Gisèle, está previsto que mañana, miércoles, comiencen los alegatos de la acusación particular y la semana próxima será la Fiscalía la que solicite las penas para los acusados.  Dominique Pelicot, el principal acusado de las violaciones, enfrenta una pena de hasta 20 años de prisión, igual que la mayoría de los 50 hombres.

Con los alegatos de la acusación particular y la Fiscalía previstos para los próximos días. La abogada de Dominique Pelicot, Béatrice Zavarro, anticipó que su cliente explicará las razones detrás de sus acciones. Pues además de grabar y tomar fotografías de las agresiones contra Gisèle, en sus archivos también se encontraron fotos de sus nueras y de su hija desnudas.

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Un testimonio de resiliencia

Al hacer público su caso, Gisèle Pelicot denunció que la sociedad machista debe cambiar su mirada sobre la violación y que la vergüenza debe recaer en los agresores, no en las víctimas.

En este contexto, es importante reconocer que la violación no es solo un delito contra la víctima, sino también contra la sociedad en su conjunto. La normalización de la violencia y la falta de castigo efectivo para los agresores contribuyen a perpetuar una cultura de impunidad.

El caso de Gisèle subraya la necesidad de cambiar la forma en que se aborda la violación en la sociedad y en el sistema judicial.

La sociedad puede perpetuar una cultura de violación a través de:

  • Justificaciones y excusas: algunas personas justifican o excusan la violencia, lo que contribuye a normalizarla.
  • Falta de castigo efectivo: la impunidad puede perpetuar la violencia y desalentar a las víctimas a denunciar.
  • Estereotipos y prejuicios: los estereotipos y prejuicios pueden influir en la forma en que se percibe a las víctimas y a los agresores.

La valentía de Gisèle ha inspirado a muchas personas a hablar sobre la violencia de género y el consentimiento y ha puesto en el centro de la conversación sobre abuso sexual que es fundamental abordar estos aspectos para crear una sociedad más justa y segura para todas las personas.

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