¿Alguna vez te has preguntado por qué el amor duele o  por qué sentimos que debemos "ganarnos" el cariño de alguien? Desde la infancia, aprendemos sobre el amor a través de películas, canciones y lo que vemos en casa. Muchas veces, estas enseñanzas están llenas de ideas machistas, donde el hombre "conquista" y la mujer se a esperar. 

En entrevista para La Cadera de Eva, Jorge Zetina, responsable de capacitación de Gendes, una organización que se dedica a la construcción de relaciones igualitarias entre hombres y mujeres, nos explica que el machismo se impregna en las relaciones amorosas a través de la internalización de roles y estereotipos de género, la normalización de la violencia y la falta de cuestionamiento de estas ideas impuestas.

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Frases que enamoran… ¿O que encarcelan?

El machismo se arraiga  en las relaciones amorosas a través de un proceso de aprendizaje social que comienza desde temprana edad. Y se extiende a la imitación de modelos, la influencia de los medios de comunicación y las normas impuestas por diversas instituciones.

Jorge Zetina explica que, en estos espacios, se observan representaciones del amor basadas en la desigualdad de género, donde ciertas expresiones machistas son priorizadas sobre aquellas que promueven la igualdad. 

Esta priorización se manifiesta en roles y estereotipos que perpetúan la idea de que el hombre debe conquistar, imponer y buscar el reconocimiento a través de la fuerza, mientras que la mujer debe ocupar un lugar específico en la relación.

Algunas de las frases machistas más comunes que se utilizan en el contexto romántico incluyen la idea de que "si no duele, no es amor" o "te cela porque te ama". Estas frases normalizan la violencia y el sufrimiento como componentes inherentes al amor.

Jorge Zetina señala que mientras a los hombres se les dice que "a las mujeres no hay que entenderlas, solo amarlas", a las mujeres se les dice que "un hombre lleno es un hombre contento", reforzando la idea de que su rol es satisfacer las necesidades del hombre para evitar la violencia.

El fenómeno de los “soldados caídos"

En fechas como el 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad, es común que revivan términos como "soldados caídos", el cual se usa para describir a hombres que no lograron "conquistar" a una mujer.

Jorge Zetina señala que este concepto se relaciona con la idea de que el hombre debe "adquirir" a la mujer y que el fracaso en este intento implica que la mujer le falló de alguna forma, lo que refuerza la idea del amor como un proceso de intercambio, donde se espera que la mujer retribuya al hombre por sus acciones.

Esta expectativa de "conquista" puede llevar a los hombres a padecer aislamiento y a sentir que no tienen relaciones significativas. Además, el concepto de "soldados caídos" puede afectar las relaciones entre hombres, perpetuando la idea de que las amistades masculinas deben caracterizarse por la rudeza, la competencia y la falta de afecto.

El experto de Gendes explica que esta situación también puede generar cargas adicionales para los hombres que no se identifican como heterosexuales, reforzando la heteronormatividad y dificultando la libre expresión de sus identidades.

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¿Qué pasa cuando te mandan a la “friendzone"?

La famosa friendzone se convirtió en un término popular para definir la situación en la cual una persona está en una relación de amistad pero sin la posibilidad de tener un noviazgo, ya que el amor que existe no es recíproco. Una persona está “condenada” a sufrir y soportar la idea de que solo serán amigos.

Sin embargo, la friendzone es solo un término que se usa para ridiculizar a los hombres que no logran establecer una relación romántica con una mujer. Jorge Zetina señala que detrás de esta burla se encuentra la expectativa de que el hombre siempre debe ser el que tome la iniciativa y, si es rechazado, se le considera un fracasado.

Las mujeres pueden internalizar la idea de que son responsables de "dar una entrada" o "dar un mensaje" equivocado, lo que lleva a una hipervigilancia sobre su propia conducta, forma de vestir y expresarse. 

Para Jorge Zetina el problema de los "soldados caídos" y la friendzone es que coloca a la mujer en un espacio estereotípico de cómo debe actuar, sometida a la decisión y a las intenciones del hombre, lo que puede llevar a que las mujeres se cuestionen constantemente si están haciendo algo mal para generar ciertas expectativas en los hombres, esto ocurre porque se espera que las mujeres siempre estén dispuestas a complacer a los hombres.

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En esencia, tanto la idea del "soldado caído" como la de la friendzone contribuyen a encasillar a las mujeres en roles predefinidos, donde deben actuar de cierta manera para no ser consideradas "provocadoras" o "fáciles".

Según Zetina, el concepto de la friendzone también perpetúa la noción de que la amistad entre hombres y mujeres no es posible sin una connotación erótico-afectiva. Se asume que siempre debe existir una intención de que la relación evolucione hacia un plano romántico, lo que desvaloriza y niega la validez de las relaciones de amistad o compañerismo.

Esta creencia genera una presión social constante que cuestiona las relaciones entre hombres y mujeres, incluso en contextos cotidianos, sembrando dudas sobre si existe algo más que una simple amistad.

¿Cómo desarmar el machismo en el amor?

Jorge Zetina propone algo muy sencillo: hablar con las mujeres de nuestra vida. Preguntarles cómo se sienten con estas situaciones y escuchar sus experiencias. También, es importante que los hombres reflexionen sobre si realmente quieren seguir siendo los "conquistadores". Tal vez, al soltar esa presión, descubran nuevas formas de relacionarse basadas en el respeto y la igualdad.

Esto implica renunciar a las expectativas tradicionales y explorar formas de relacionarse basadas en el cuidado mutuo, la solidaridad y la amistad.

Cuestionar el amor romántico no solo libera a las mujeres de mandatos machistas, sino que también permite a los hombres vivir relaciones más auténticas y significativas. Se trata de construir un amor donde nadie tenga que ser un "soldado caído" ni sentirse en la obligación de "conquistar" a nadie.