El doble feminicidio y secuestro infantil en Córdoba, Argentina cometido por Pablo Laurta, miembro de la organización uruguaya “Varones Unidos”, puso en los reflectores la existencia y peligrosidad de grupos antifeministas.
Pablo Laurta, acusado de asesinar a su expareja Luna Giardina y a su exsuegra Mariel Zamudio, además de secuestrar a su hijo de cinco años, era cofundador de esta comunidad digital que se define como "defensora de los derechos de los hombres”.
Pero “Varones Unidos” no es un fenómeno nuevo ni aislado. A lo largo de América Latina, diversos grupos, muchos de ellos con nexos con la ultraderecha, utilizan estrategias digitales y discursos de odio para atacar los derechos de las mujeres, desacreditar las denuncias de violencia y perpetuar la desigualdad. Te contamos.
¿Qué es “Varones Unidos” y por qué son antifeministas?
“Varones Unidos” se estableció en Uruguay en 2016 como un blog y un perfil de redes sociales. El grupo plantea la “defensa de los derechos humanos de la población masculina”.
Este grupo antifeminista y antigénero sostiene que entiende a la feminidad como "el complemento natural de la esencia masculina” y se dedica a publicar artículos sobre “feminidad tóxica”, “hembrismo y misandría”, e “ideología de género”.
Una de sus estrategias centrales es instalar la idea de las “falsas denuncias”. Laurta, por ejemplo, afirmaba ser víctima de supuestas denuncias infundadas por parte de su expareja, Luna Giardina —quien, según el diario argentino Clarín, contaba con un botón antipánico por antecedentes de violencia.
Incluso, después del doble feminicidio, Laurta escribió en el sitio de “Varones Unidos” que la "psicopatología" de la madre era clave para comprender que las "falsas denuncias y los secuestros parentales no surgen de la nada", de acuerdo con el diario argentino La Nación.
¿Qué relación tienen los grupos antifeministas con la ultraderecha?
El antifeminismo no opera en el vacío. Grupos como “Varones Unidos” mantienen alianzas ideológicas y redes con referentes de la ultraderecha latinoamericana, como Agustín Laje y Nicolás Márquez.
En 2018, Laurta fue uno de los organizadores de una charla de Laje y Márquez en el Palacio Legislativo de Uruguay, donde se promovieron argumentos contra la ley integral de violencia de género, según reportó Página 12.
Agustín Laje —a quien el presidente argentino Javier Milei colocó al frente de la Fundación Faro— lidera la llamada “batalla cultural” antiderechos junto a Márquez. Ambos militan abiertamente contra el feminismo, el aborto legal y los derechos de las personas LGBT+.
Aunque Laje intentó desvincularse de Laurta tras el doble feminicidio afirmando: “No tengo ningún tipo de relación con esta persona”, la afinidad ideológica es evidente: su discurso promueve una supremacía masculina y la deslegitimación sistemática del feminismo, como apunta Página 12.
Grupos antifeministas en México: la otra red de impunidad
El fenómeno del antifeminismo organizado también se extiende a México. Uno de los casos más visibles es el del “Colectivo No Más Presos Inocentes”, que, bajo un discurso antipunitivista, ha defendido a hombres acusados de violencia y atacado públicamente a víctimas y colectivos feministas.
La periodista Eme Flores, de la Red de Resistencia y Disidencia Sexual y de Género, documentó que este grupo —creado por Karina Escandón Camargo para liberar a un excomandante acusado de tentativa de feminicidio— utiliza el discurso antifeminista para “proteger a los poderosos, a los machistas violentos y atacar al feminismo”.
En diciembre de 2024, integrantes del colectivo se manifestaron afuera del Reclusorio Oriente en defensa de Diego “N”, exalumno del IPN acusado de manipular con inteligencia artificial imágenes de estudiantes con fines sexuales. Durante la audiencia, miembros del grupo amedrentaron a las integrantes de la Asamblea de Justicia Digital del IPN.
En esta nota, María de la Luz Estrada, coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), nos explicó que estos colectivos suelen tener recursos económicos y conexiones políticas, lo que les permite operar con impunidad y revictimizar a mujeres y defensoras. Además, recurren a tácticas legales —apelaciones y amparos— para dilatar procesos judiciales y desgastar a las víctimas.
Además, el informe del Proyecto Global contra el Odio y el Extremismo (GPAHE) identificó al menos 12 grupos ultraderechistas y antiderechos activos en México, con agendas antiaborto y anti-LGBTQ+. Entre los más visibles están:
- Abogados Cristianos (AC): fundado en España y con presencia en América Latina. Promueve una ideología anti-LGBTQ+, antitrans y antimujer, vinculada al partido de extrema derecha español Vox.
- Frente Nacional por la Familia (FNF): surgido en 2016, se opone al matrimonio igualitario y los derechos sexuales y reproductivos. Su fundador, Rodrigo Iván Cortés, fue condenado por violencia política de género contra una diputada trans en 2023.
- Frente Nacional Anti-AMLO (FRENA): movimiento anticomunista, antiinmigrante y antigénero liderado por Gilberto Lozano, quien ha equiparado la “ideología de género” con la pedofilia.
El auge del activismo digital
El antifeminismo ha encontrado un terreno fértil en las redes sociales. Un informe del Frente Nacional contra la Violencia Vicaria (FNCVV) alerta sobre el crecimiento del antifeminismo digital, que se propaga en plataformas como TikTok, Facebook y YouTube mediante desinformación y discursos de odio.
El informe “Activismo antifeminista digital: movimiento en contra de los derechos de las mujeres" identifica que la mayoría de los seguidores de estas cuentas son hombres jóvenes (entre 18 y 35 años), urbanos y con nivel educativo medio, con afinidad hacia discursos de derecha y ultraconservadores. En estos espacios digitales cerrados, sus creencias se refuerzan hasta radicalizarse.
- El discurso antifeminista digital se caracteriza por:
- Ausencia de datos y verificación: la mayoría de sus afirmaciones carecen de fuentes confiables.
- Generalización y manipulación: frases como “las mujeres se aprovechan de la ley” o “la mayoría de las denuncias son falsas” buscan sembrar desconfianza.
- Victimismo masculino: presentan a los hombres como víctimas del feminismo.
- Violencia simbólica: figuras como el influencer Alex Flores ridiculizan al feminismo con frases como “víctima profesional” o “feminazi”.
Estos mensajes tienen un impacto social profundo: revictimizan a mujeres que denuncian, hacen crecer la confianza en las instituciones judiciales y alimentan la hostilidad cultural hacia los movimientos feministas y disidentes.
Los feminicidios, las amenazas y el acoso digital no son hechos aislados: son consecuencia directa de discursos que legitiman el odio. Mientras estos grupos sigan actuando con impunidad, el reto no será solo denunciar la violencia, sino exigir justicia y responsabilizar a quienes la reproducen.