A nivel mundial, 1 de cada 6 hombres son diagnosticados de cáncer de próstata y 7 de cada 10 reciben este diagnóstico en etapas avanzadas. Los tabúes en torno al cáncer, así como la falta de una cultura de atención de la salud masculina son dos obstáculos que han impedido la detección oportuna de esta enfermedad, señalaron expertas en oncología en el panel “Porque los queremos sanos nosotras también lo platicamos”.
Cuando el papá de Elizabeth de la Vega Kessel fue diagnosticado, su mamá se convirtió en la cuidadora principal, pues él no quería que su hermano y ella se enteraran. Esta situación es común en los testimonios que compartieron las especialistas en salud durante el panel, ya que señalaron que suelen ser las esposas quienes se hacen cargo del cuidado, las que los llevan a las citas médicas y explican a detalle los síntomas; los hombres, en cambio, tienden a ocultar información durante la revisión médica.
Del cáncer de próstata no se habla
Nunca se habló de eso en la familia, recuerda Elizabeth, ni siquiera con su hermano. Sin embargo, el cáncer de próstata siempre estaba presente en todas las decisiones: “Si vas a una comida y te la estabas pasando increíble, pero: qué pena, la sonda se está llenando y yo ya me quiero ir, y te toca irte".
Además, ella y su mamá tuvieron que adaptarse a nueva necesidades: “Mi casa se volvió hospital: el baño con barandales, sondas, gasas; tienes que tener como un kit importante de cuidados y cuidador”.
“Mi papá nunca en la vida le contó a mi hermano -que tenía cáncer de próstata- ni le dijo: oye, te recomiendo que te cheques”
El cáncer de próstata es un tema tabú en la salud masculina y si un hombre lo padece no lo dice, menciona la oncóloga del ISSSTE, Perla Pérez. La mayoría de los pacientes se atienden cuando ya tienen problemas para orinar o cuando ya tienen una calidad de vida deteriorada: “dejan de poder realizar sus actividades como las hacían habitualmente, dejan de ir reuniones, de ir con sus amigos, dejan de hacer muchas cosas y se da un aislamiento”, agrega.
La mayoría de los diagnósticos de cáncer de próstata en México (60%) son de enfermedad metastásica, es decir, cuando ya no tienen posibilidad de curarse, explica la especialista en oncología, y agrega que esto se debe a la cultura y las creencias en torno a las revisiones médicas en varones:
“La cultura impide que un hombre vaya y se revise, porque implica la realización de un tacto rectal, también en la cultura mexicana no es muy bien visto entre los hombres”.
Se busca recuperar la salud, pero también la vida social
De acuerdo con Ónix Garay Villar, médica radiooncóloga del IMSS, el tratamiento médico debe contribuir a que las personas recuperen su calidad de vida con dignidad, pues la parte médica tiene un fuerte impacto en su vida social.
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Elizabeth recuerda que para poder acompañar a su papá debía agendar las consultas por las tardes, cuando era más probable que le dieran permiso de salir en su trabajo. Así mismo, Mariana Castro Sordo, fisioterapeuta que apoya en la rehabilitación de piso pélvico de hombres con cáncer de próstata, refiere que en muchos casos ellos deben acudir a sus citas mientras tienen que seguir trabajando.
El papá de Elizabeth dejó de poder hacer cosas por él mismo y ella y su mamá tenían que auxiliarlo, por ejemplo, cuando le pusieron una sonda una externa. “Hay cosas que mi papá dejó de hacer con muchísima más confianza: cuando salía era de pues traigo una sonda, no me voy a tardar mucho en equis lugar”.
Una de las consecuencias del cáncer de próstata es la incontinencia urinaria y, por la misma anatomía, es difícil que usen pañales, entonces dejan de salir, explica la fisioterapeuta. Su principal complicación es alrededor del baño: "cuando vacían se ensucian el pantalón, entonces pasan de ser personas totalmente independientes a no querer ni salir porque el olor de la orina ya es el menor de sus problemas”.
“Hay frustración, enojo y miedo por parte de ellos, pero también de quienes los acompañamos”, dice Elizabeth. Es importante la creación de espacios donde los hombres puedan platicar del tema con mayor apertura y confianza, pero también más amorosos.
“A las mujeres nos pasa que es tu papá o es tu pareja, entonces terminas convirtiéndote en compañera o en cuidadora”.
¿Cómo cambian las dinámicas familiares cuando hay una persona enferma de cáncer de próstata?
Como hija te toca la parte de acompañar y ser sostén de papá y de mamá, responde Elizabeth. Mi mamá venía y se desahogaba de las cosas que pasaban y que mi papá no nos quería contar y, enfrente de mi papá, teníamos que fingir que no estaba pasando nada, pero “no es un niño chiquito, es un adulto, es su vida es responsable de su cuerpo y de lo que le pase y las decisiones que quiera tomar”.
Mariana Castro señala que en las consultas son las esposas quienes responden las preguntas, quienes anotan los ejercicios y quienes la buscan para agendar la próxima cita. “El señor sólo está como siguiendo órdenes, pero yo trato de hacerlos responsables”, explica.
“Mi mamá cambió de ser esposa a ser su cuidadora”, explica Elizabeth. Ante una enfermedad como el cáncer de próstata, la atención médica se centra en quien tiene cáncer, sin embargo, hay cambios en todo el entorno. Ella afirma que en realidad “se trata de la vida de todos los que están alrededor”.
Así mismo, enfatiza en el trabajo de cuidados que recae en las esposas:
“Se asume que siempre hay una esposa, pero ahora ya hay un montón de gente que no está casada y que no se piensa casar y este tema se vuelve más relevante, pues no hay una “cuidadora” pegada a ti”.
Sobre el cuidado también refiere el trato infantilizante y la importancia de que ellos tengan sus propias redes de apoyo para hablar del tema; además de recordar que se trata de su cuerpo y que, por lo tanto, “hay que hacerlos hombres más responsables, pero también más generosos y más amorosos para llevarse mejor con sus familias”.
¿Cómo prevenir el cáncer de próstata?
Este tipo de cáncer es el más común entre los hombres. La prevención y tratamiento oportuno son fundamentales, ya que esta afección no presenta síntomas en su inicio y cuando estos aparecen son distintos en cada persona; de acuerdo con las especialistas en salud del panel, los más comunes son:
- Dificultad para comenzar a orinar.
- Flujo de orina débil o interrumpido.
- Micción con frecuencia, especialmente por la noche.
- Dificultad para vaciar la vejiga por completo.
- Dolor o ardor al orinar.
- Sangre en la orina o el semen.
- Dolor persistente en la espalda, las caderas o la pelvis.
- Dolor al eyacular.
Las especialistas en salud coincidieron en que la visita anual con el urólogo para la realización de exámenes de laboratorio y exploración física es indispensable, así como el examen de sangre de antígeno prostático.
Además, si hay antecedentes familiares recomiendan realizar esta revisión desde antes de los 50 años. “Las mujeres sabemos que cada año nos tenemos que hacer una mastografía, pero ningún hombre sabe que cada año se tiene que hacer una revisión con el urólogo”, señaló Perla Pérez.