El despertador suena mucho antes de que amanezca. Aún está oscuro cuando te levantas  para preparar el desayuno de tus hijas, dejar la ropa lista o atender a un familiar mayor. Puede que, después de eso, corras a un trabajo donde sabes que te pagan menos de lo que mereces, o te dediques a vender algo en la calle. ¿Te suena familiar? Lo que sientes no es sólo agotamiento individual, es el reflejo de una profunda falta de justicia económica en México. 

¿Pero qué es la justicia económica? En entrevista para La Cadera de Eva, Paulina Gutiérrez, directora operativa de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, lo explica así: la justicia económica es que todas las personas podamos acceder a la economía del país en condiciones iguales. Esto implica que tengamos acceso a un trabajo digno que nos asegure un ingreso suficiente para mantenernos a nosotras mismas y a nuestras familias.

¿Cuáles son los obstáculos principales para lograr esta justicia para las mujeres? Paulina Gutiérrez nos los deja claro: la barrera más importante que enfrentamos es el sistema patriarcal, visible en la abrumadora carga de las labores de cuidado no remuneradas.

Eso que llamas amor, es trabajo no pago 

En nuestro país, 14.8 millones de personas, de las cuales más del 95% somos mujeres, están excluidas de tener un trabajo remunerado simplemente por realizar labores de cuidado en sus propios hogares, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, en el primer trimestre de 2025.

Paulina Gutiérrez explica que esta situación es la raíz de una profunda discriminación laboral. Piénsalo: si nosotras somos las principales responsables de cuidar a nuestras hijas e hijos, a personas con discapacidad o a adultos mayores, los empleadores a menudo prefieren contratar a un hombre, porque "saben" que no les pedirá permisos para cuidar a un familiar enfermo o para tomar licencias de maternidad. Y si nos contratan a nosotras, muchas veces lo hacen con un salario significativamente menor.

¿Sabías que 17.7 millones de mujeres en México no buscan un empleo remunerado porque se dedican de lleno a las labores de cuidado en sus hogares? Este trabajo, que sostienes cada día, representa el 26% del Producto Interno Bruto de México (PIB), esto significa que las mujeres estamos financiando gran parte de la economía de este país con nuestro tiempo y esfuerzo sin remuneración.

La desigualdad no es igual para todas

La directora operativa de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza señala que, aunque la exclusión laboral es vivida por mujeres de todas las clases y grupos étnicos la desigualdad se acentúa para ciertos grupos de mujeres

Madres: la cantidad de hijos impacta directamente en nuestra exclusión y en nuestros ingresos. Del total de mujeres que no trabajan, el 40% tiene tres hijos o más. Y aquellas que sí trabajan, entre más hijos tienen, menores son sus ingresos percibidos. 

Por ejemplo, mientras una mujer con un hijo gana, en promedio, $22 mil 504 pesos por trimestre, una con cuatro hijos percibe $13 mil 583 pesos trimestrales, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingreso en los Hogares de 2022. 

Mujeres indígenas: ser mujer e indígena es, lamentablemente, una de las principales causas de exclusión laboral. En 2022, 3.4 millones de mujeres indígenas vivían en esta condición. 

Más del 80% de ellas con 15 años o más tenían solo secundaria o menos de escolaridad. Siete de cada diez vivían en pobreza multidimensional, y el 43% no tenían trabajo.

Mujeres jóvenes: las llamadas "jóvenes oportunidad" (personas de 15 a 29 años que enfrentan contextos adversos y viven en exclusión y precariedad) suman 15.6 millones, y de ellas, 8.2 millones somos mujeres

Paulina Gutiérrez destaca un dato impactante: 3 millones de estas jóvenes están fuera de la escuela y del trabajo debido a que realizan labores domésticas y de cuidado.

¿Cómo enfrentar esta realidad?

Paulina Gutiérrez menciona que la solución existe y es urgente: un Sistema Nacional de Cuidados. No se trata solo de tu esfuerzo personal, sino de un cambio que involucre al Estado, a las empresas y a toda la sociedad. La clave está en tres pilares:

  1. Reconocer el valor de tu trabajo de cuidado, sea remunerado o no. Es justo que si eres trabajadora del hogar, por ejemplo, ganes lo suficiente y tengas seguridad social, como ya lo exige la ley.
  2. Redistribuir las responsabilidades. El Estado debe tomar la parte que le corresponde, ofreciendo servicios públicos de calidad como escuelas de tiempo completo y guarderías (¡que ya existían antes!) para que tú puedas desarrollarte plenamente y alcanzar tu autonomía económica.
  3. Cambiar la cultura. Es vital dejar de encasillar a las mujeres en los roles de cuidado y a los hombres solo como proveedores. Los hombres también deben participar en los cuidados, y los servicios deben ser accesibles para ambos. ¡Las "tarjetas rosas" o las transferencias no resuelven el problema de fondo si te siguen dejando como la única responsable de los cuidados sin paga!

Además, para que tu empleo sea realmente digno, es crucial:

  • Eliminar la discriminación de género en la contratación, aprobando iniciativas como la ley "CV Justo", la cual propone modificaciones a la Ley Federal del Trabajo, la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación y la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, con el objetivo de que los reclutadores no puedan tomar en cuenta ciertos datos personales que pueden generar discriminación. 

  • Erradicar los salarios de pobreza, aumentando el salario mínimo para que, por fin, puedas comprar dos canastas básicas al mes (más de $9 mil 320 pesos netos) y que las empresas se comprometan voluntariamente con un salario digno de $12 mil 500 pesos mensuales.

Lograr la justicia económica es la piedra angular que, como dijo Paulina Gutiérrez, va a "martillar este sistema patriarcal". Esta transformación no solo te liberará de la exclusión y la vulnerabilidad, sino que nos beneficiará a todas y a toda la sociedad.

Para conocer más a fondo esta realidad y las propuestas concretas para cambiarla, te invitamos a visitar el Observatorio de Trabajo Digno de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.