¿Alguna vez te has encontrado algún comentario en redes sociales que te ha hecho enfurecer? ¿Has identificado que este tipo de provocación, usualmente, se reproduce con el propósito de aumentar el engagement de una publicación?
Esto tiene un nombre, y se le conoce como rage baiting o cultivo de la ira, una estrategia que consiste en utilizar comentarios ofensivos e incendiarios para manipular y provocar que usuarios en internet reaccionen con enojo y frustración para que el algoritmo capitalice la interacción nacida del odio.
Tal es el caso de influencers como Logan y Jake Paul en Estados Unidos, cuyo contenido controvertido genera clicks y amplifica su plataforma. En México, un ejemplo es Rodrigo Iván Ontiveros, conocido como “El Temach”, por difundir mensajes dirigidos a hombres jóvenes en torno a “masculinidad”, pero que en la práctica refuerzan estereotipos de género dañinos y posturas cercanas a la manosfera.
El contenido provocador, los titulares incitantes, las frases, citas e imágenes diseñadas para provocar una reacción de ira alimentan al algoritmo entre las provocaciones, logrando posicionamiento y polarización a través de las plataformas digitales.
¿Pero qué pasa cuando monetizar o generar interacción en una publicación no es el único propósito de cultivar ira en internet? Los espacios feministas, de diversidades y derechos humanos se han convertido en el target perfecto para los hombres de la manosfera.
En entrevista para La Cadera de Eva, Ismael Ocampo, sociólogo e investigador en Gendes, una organización que promueve la construcción de relaciones igualitarias, señala que el rage bait o rage farming son estrategias que manipulan las emociones, particularmente la ira, el enojo, la frustración, el rechazo y el asco, para generar comunidades y promover agendas políticas e ideológicas específicas.
¿Cómo se relaciona el “rage bait” y la manosfera?
El rage bait es un elemento central en las comunidades de la manosfera, es decir, en espacios en línea donde se reproduce la radicalización del machismo y la misoginia.
Las comunidades de la manosfera utilizan el rage bait como una especie de clickbait para generar historias o noticias que provocan indignación, rechazo o molestia, lo que atrae a las personas y las incita a seguir a quienes promueven estos contenidos.
Esta estrategia crea un fuerte sentimiento de pertenencia grupal entre los integrantes de comunidades de la manosfera, pues se construyen a partir del rechazo, odio y asco hacia figuras y grupos específicos, como los grupos feministas.
“La manosfera es un espacio diverso política e ideológicamente, incluso hay espacios de la manosfera que se consideran de izquierda, como los roji pardos, pero lo que les une es el rechazo al feminismo y al movimiento LGBTQ+. Son espacios mayoritariamente integrados por hombres y que funcionan en rechazo a los feminismos y entonces, los espacios de derechos humanos y espacios feministas terminan siendo el objeto que les une en cuanto a odio, rechazo, burla”.
En la manosfera, el rage bait funciona de manera similar a la dinámica del bullying o acoso escolar, donde el acosador publica un meme o historia falsa y sus “secuaces”, otros usuarios, comentan y alimentan el algoritmo a partir de la burla o el ataque, explica Ismael Ocampo en entrevista.
A diferencia del trolling, que busca acosar y causar problemas directamente, el rage bait invita a acosar a otros, a menudo bajo la premisa de que “no hay mala publicidad”.
La ira como “gancho” entre las juventudes
El enojo, la provocación, el miedo y la frustración han sido particularmente eficaces para capturar la atención de sectores masculinos más jóvenes y promover discursos de odio en internet.
Tal es el caso de los seguidores de Adrián Marcelo, creador de contenido y ex participante de La Casa de los Famosos MX, que en 2024 promovió discursos de odio y comportamientos misóginos contra Gala Montes, su compañera en el reality, a través de su influencia en redes sociales.
Previo al encuentro de box de Supernova, entre Gala Montes y la influencer, Alana flores, el pasado 17 de agosto, Marcelo comentó sobre la pelea a través de una publicación en la que se leyó: “Ahora imagínate estar encerrado y conviviendo con esa potencial matricida”, en referencia a su tiempo dentro de LCDLFMX.
Estos mensajes están construidos para incitar a la furia. Y es que, según explica Ismael Ocampo, el enojo es una emoción muy válida e incluso promovida en los hombres fuera y dentro de la manosfera. Pues al ser percibido como “hombre”, a menudo se espera que se muestren enojados o explosivos.
“Se habla mucho de cómo las pedagogías del enojo o los algoritmos del odio y de la ira han funcionado mucho más en los hombres que en las mujeres, porque el enojo es una emoción permitida, favorecida y fomentada en los hombres. Los hombres aprendemos desde muy pequeños a relacionarnos y aprendemos a vivir nuestra masculinidad desde esas emociones”.
A diferencia de las mujeres, a quienes históricamente se les ha negado o prohibido expresar enojo, los hombres que lo manifiestan son vistos como “muy hombres”.
¿Cómo responder al "rage bait"?
El rage bait provoca incomodidad en cuando el ataque se dirige contra temas de importancia personal, así que sí, es normal sentir o querer a responder comentarios que abiertamente incitan al odio.
Sin embargo, romper el círculo de la violencia en redes sociales también implica repensar la respuesta ante situaciones de enojo incitado. Es por ello que, Ismael Ocampos sugiere las siguientes acciones para responder al rage bait y desmontar su eficacia sin caer en la lógica de la provocación que refuerza el algoritmo del enojo:
Consumo crítico de redes sociales: desarrollar pedagogías de lectura y comprensión crítica de lo que ocurre en las plataformas digitales. Esto es particularmente importante pues, según señala el especialista, el rage bait se vincula con fenómenos como la post verdad, las noticias falsas y el uso de imágenes generadas por inteligencia artificial.
Manejo de la impulsividad: a nivel individual, se debe adoptar un posicionamiento crítico frente al contenido que aparece en redes sociales, por lo que es imprescindible no caer en la impulsividad y promover discursos que fomenten la reflexión crítica.
Poner la agenda de género al frente: más allá de las acciones individuales y la educación digital, se necesita una pedagogía alternativa de género y social que diluya las condiciones estructurales que permiten la existencia de la masculinidad hegemónica.