Niñas, adolescentas, mujeres de todas las edades, todas alcanzadas por las desigualdades, el sistema patriarcal capitalista y las violencias machistas… diferentes edades, pero la misma búsqueda por nuestros derechos entre ellos el de una vida digna, sin miedo y libre de violencias.

Y es, en este mundo donde todos los días cientos de mujeres diversas y en todas las etapas de vida son agredidas de múltiples formas, donde escribir y abrazar las estrategias feministas que nos sostienen y cargan de energía para seguir en la resistencia me parece un acto libertario y transgresor, y es en el diálogo intergeneracional donde encuentro también la respuesta para la erradicación de las violencias machistas, pues el compartir experiencias e historias de vida entre mujeres de edades diferentes tiene un poder sanador que promueve el empoderamiento de las mujeres y el desmantelamiento de la cultura del silencio que a menudo rodea nuestras experiencias de violencias.

Construir movimientos desde distintas generaciones es crucial para mantener encendida la llama del feminismo, transferirnos conocimientos y experiencias de vida a través de una conversación igualitaria nos enriquece y es un acto de resistencia y sororidad que fortalece la voz colectiva de todas y derriba al sistema patriarcal. (Wendy Figueroa)

Desde una perspectiva feminista, el juicio abierto que lleva Gisèle Pélicot a quien muchas mujeres de diversas generaciones le hemos agradecido su valentía, su fuerza y su voz en la búsqueda no solo de justicia para sí misma, sino de protección de otras mujeres, niñas y adolescentas para que no sean víctimas de sus agresores, es un potente símbolo de resiliencia y empoderamiento para todas, además de ser una poderosa acción para desmantelar la estructura patriarcal que permite la perpetuación de las violencias machistas.

Gisèle Pélicot, el movimiento Me Too y todas las valientes mujeres que han roto el silencio han transformado sus experiencias traumáticas en un llamado a la acción colectiva enfrentándose a una sociedad que solo nos juzga y responsabiliza de las violencias de las que somos víctimas, cuyos verdaderos culpables son los agresores y en muchos casos la impunidad y el pacto patriarcal.

El feminismo refuerza la importancia del apoyo comunitario y del cambio sistémico en la erradicación de las violencias contra las mujeres, abogando por el poder del trabajo intergeneracional como una estrategia clave, uniendo a mujeres de todas las edades para ofrecer apoyo emocional, movilizar recursos, inundar las redes sociales haciendo visible lo que el patriarcado desea ocultar, enviando el mensaje de que no estamos solas y que la digna rabia nos hermana en la exigencia, resistencia y persistencia por un cambio cultural, en las leyes, en el acceso a la justicia integral y en la garantía real de todos los derechos para todas.

Como psicóloga feminista he tenido el honor de acompañar a mujeres en diversas etapas de vida, siendo testiga de cómo las historias de las mujeres de diferentes edades se entrelazan, creando un tejido de hilos de resiliencia, emancipación, acuerpamiento y aprendizaje que trasciende generaciones. Facilita romper el silencio sobre las violencias vividas, desafía y rompe las normas patriarcales, fomentando la seguridad personal y colectiva de las mujeres.

La defensa por nuestros derechos no es solo de unas pocas, sino de todas; una lucha que exige un compromiso intergeneracional para promover el poderío y autonomía de nuestras hermanas y asegurar que, independientemente de la edad, ninguna mujer vuelva a vivir las violencias que las otras han enfrentado. (Wendy Figueroa)

Siendo para ello indispensable crear espacios seguros intergeneracionales donde las mujeres diversas y arcoíricas se sientan escuchadas, acompañadas y no juzgadas, donde sus voces, sentires y pensares son valorados y respetados, esto fortalece la construcción de una vida digna y libre de violencias, la deconstrucción de mandatos y constructos sociales, creando una red de apoyo que facilita la autonomía y el ejercicio de libertades.

Si necesitas un espacio así, el Centro de Empoderamiento y Liderazgo de las Mujeres “Alas de Mariposa” de la Red Nacional de Refugios te acompaña feminista y gratuitamente, puedes contactarnos al 55.56.74.96.95 o al 800.822.44.60, también a través de nuestras redes sociales.

Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

Nos necesitamos unidas, respetando las disidencias y abrazando las coincidencias para construir una fuerza imparable que derribe las violencias y discriminaciones, estoy convencida que, en el camino hacia la justicia integral, la sororidad intergeneracional es nuestro instrumento más poderoso, no solo representa una estrategia para tumbar al patriarcado, sino una filosofía necesaria para construir un futuro libre de violencias, de esperanza violeta y de libertades para TODAS las mujeres.

Muchas gracias a mis ancestras, a mi madre, a todas las niñas, adolescentas y mujeres de todas las edades y latitudes que me han brindado tanto aprendizaje, compañía e inspiración.

El feminismo me ha demostrado que las mujeres no solo podemos unirnos, sino que hemos realizado revoluciones a favor de nuestros derechos humanos donde el amor y la ternura radical entre nosotras ha sido nuestra salvación. Aun sin conocernos, el sabernos parte del entramado de mujeres que desafían todos los días un mundo patriarcal y violento es suficiente para crear un lazo de hermandad.