La natalidad está bajando en muchos países, como Rusia y Argentina. En Rusia, el gobierno recientemente impulsó apoyos económicos y está promoviendo valores tradicionales para que las mujeres tengan más hijos.

En Argentina, la baja natalidad se usa como argumento para atacar el derecho al aborto, a pesar de que las cifras demuestran que el descenso comenzó años antes de su legalización y que las causas son mucho más complejas. Lo cierto es que la baja natalidad no es culpa de las mujeres, sino de estructuras que no garantizan condiciones dignas para decidir ser madres.

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La disminución global de las tasas de natalidad se ha convertido en una de las preocupaciones demográficas más importantes del siglo XXI.

Gobiernos y organismos internacionales observan con recelo un panorama donde las sociedades envejecen a un ritmo acelerado, mientras el número de nacimientos no logra compensar las defunciones. Abordar este desafío es complejo, pues sus causas son múltiples y están profundamente arraigadas en cambios económicos, sociales y culturales, así como en las decisiones individuales de millones de personas, de acuerdo con especialistas.

Sin embargo, en el debate público y en la búsqueda de soluciones, a menudo emerge una perspectiva que, de manera simplificada o intencionada, dirige la mirada hacia las mujeres, sus decisiones y los derechos que han conquistado, sugiriendo que ellas son, en parte, responsables de este declive.

¿Por qué baja la natalidad en Rusia pese a los incentivos?

Rusia es uno de los países que enfrenta un desafío demográfico significativo, con una caída constante en el número de nacimientos. En entrevista para el medio BBC, Alexéi Raksha, demógrafo ruso, los meses recientes han registrado las cifras de nacimientos más bajas en la historia de la Federación de Rusia. En 2024, nacieron solo 1.2 millones de personas, la cifra más baja en 25 años.

Esta tendencia a la baja se mantiene desde 2016, a pesar de los incentivos estatales. La Agencia Federal de Estadísticas de Rusia (Rosstat) informó una disminución del 2.3% en los nacimientos en el primer trimestre de 2025 respecto al año anterior.

Ante este panorama, el Ministerio de Cultura ha tomado la iniciativa de prohibir series y películas donde se presente a mujeres priorizando sus carreras sobre la maternidad, como parte de un esfuerzo más amplio del gobierno para promover lo que denomina "valores tradicionales”.

Paralelamente a la censura cultural, el gobierno ha implementado incentivos económicos. Desde principios de 2025, al menos 27 regiones de Rusia han introducido pagos únicos para estudiantes universitarias embarazadas e incluso para jóvenes en edad escolar. Estos bonos, pagados por los gobiernos locales, varían entre 20 mil y 150 mil rublos (entre $230 y $1760 dólares), de acuerdo con el medio Infobae.

La idea detrás de estos pagos regionales es que, cuanto antes comience una mujer a tener hijos, más probabilidades habrá de que tenga más. Sin embargo, expertos consideran que esto es un mito y que tales intentos de rejuvenecer la natalidad o estimular los primogénitos a largo plazo no han funcionado en ninguna parte del mundo.

Los incentivos regionales se pagan, por regla general, sin ninguna condición respecto a los ingresos de la mujer ni a su estado civil, generalmente antes del parto.

Si bien las autoridades intentaron explicar que estos pagos buscan apoyar a madres jóvenes en situaciones difíciles, no solo motivar partos tempranos, el gobierno federal ha tomado distancia de estas políticas regionales, considerándolas "arbitrarias". No obstante, la tasa de fecundidad es ahora uno de los indicadores para evaluar el trabajo de los gobernadores, de acuerdo con el medio BBC.

Otras políticas para fomentar la natalidad incluyen cheques familiares y largas bajas maternas. También se menciona la introducción en 2007 de un bono ("capital de maternidad") para el segundo hijo, ampliado posteriormente al primero.

Estas medidas forman parte de las acciones drásticas que el gobierno ruso ha tomado para intentar revertir la tendencia de caída en las cifras de nacimientos, las cuales han alcanzado niveles mínimos históricos recientes. La situación demográfica también se ha visto agravada por la guerra en Ucrania.

¿Es cierta la relación entre aborto legal y baja natalidad en Argentina?

En Argentina, la preocupación por la caída de la natalidad también está presente, aunque el debate público ha tomado una dirección particularmente controvertida.

El presidente Javier Milei ha relacionado la caída de la tasa de natalidad en Argentina con la legalización del aborto, afirmando: “Ahora se están dando cuenta que se les pasó la mano en atacar a la familia, en atacar a las 2 vidas. Y ahora lo estamos pagando con caídas en la tasa de natalidad”. Incluso llegó a decir: “Nos hubiéramos ahorrado bastantes asesinatos en el vientre de las madres”.

Esta afirmación ha sido calificada de "insostenible" y "fake" por la organización Chequeado que señala que la evidencia disponible y la opinión de especialistas contradicen directamente la postura del presidente. 

Según Chequeado, es imposible trazar una línea de causalidad directa entre la caída de la natalidad y la legalización del aborto, ya que la tasa de natalidad comenzó a descender en 2014, seis años antes de que se aprobara la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en 2020.

En cuanto a los datos y el análisis de la situación:

  • La tasa de natalidad (número de nacimientos vivos por cada mil habitantes) en Argentina viene descendiendo desde 2014.
  • La Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) fue aprobada en diciembre de 2020. Esto significa que la caída de la tasa de natalidad se inició 6 años antes de la legalización del aborto en Argentina.
  • Según datos del Ministerio de Salud, el número de nacidos vivos registrados en 2023 fue de 460.902, lo que representa un 48% menos en relación con el año 2000.
  • La tasa de natalidad en 2023 se encontraba en 9,9.
  • La tasa global de fecundidad (hijos por mujer) estimada era de 2,1 en 2001 y se redujo a 1,4 en 2022. La caída es sostenida desde 2014, superando el 40%.

Además, un factor importante en el descenso de la natalidad en Argentina es la disminución significativa del embarazo en adolescentes, lo cual se considera una buena noticia. En 2023, los nacimientos en adolescentes disminuyeron un 10%, acumulando un 66% de descenso desde 2014.

Si bien la baja de la tasa de natalidad es una realidad en Argentina, los datos muestran que comenzó años antes de la legalización del aborto, y los expertos coinciden en que es un fenómeno complejo impulsado por una multitud de factores socioeconómicos y culturales, no por una única causa.

¿Las mujeres tienen la culpa de la baja natalidad?

La caída de la natalidad es un fenómeno global con raíces profundas y complejas que varían en intensidad y matices según el contexto de cada país.

Como hemos visto, algunas de las respuestas a este desafío tienden a simplificar el problema y, en ciertos casos, a señalar directamente a las mujeres o a los derechos que han ganado.

En Argentina, se intenta vincular la caída de la natalidad con la legalización del aborto, a pesar de la evidencia que desmiente esa causalidad directa y señala factores más amplios, incluyendo logros como la reducción del embarazo adolescente.

En Rusia, además de incentivos poco efectivos según expertos, se recurre a la censura cultural para promover roles de género tradicionales y se restringen derechos reproductivos, insinuando que las mujeres que priorizan sus carreras son parte del problema.

Abigail Vanessa Rojas Huerta, especialista en estudios de población del Instituto de Geografía de la UNAM explica en el artículo "¿Y si decido no ser madre?" que la baja natalidad es un fenómeno global y responde a varios factores, no a uno solo. Entre las causas que menciona se encuentran:

  • El ingreso masivo de las mujeres al mercado de trabajo hacia fines del siglo XX.
  • El aumento de los niveles de educación, donde las mujeres son mayoría en la educación superior.
  • El acceso a la salud sexual y reproductiva y el uso de métodos anticonceptivos.
  • Las dificultades para conciliar los tiempos laborales y la crianza debido a la salida de la mujer al ámbito público.
  • El aumento de vasectomías y ligaduras de trompas.
  • Los valores culturales de la población más joven, con proyectos de vida que pueden trascender visiones individualistas.
  • Los cambios en las preferencias y comportamiento de la sociedad.
  • El alto costo de vida y la imposibilidad de mantener hijos.
  • El sistema capitalista entró en crisis, con cambios en las condiciones de trabajo, poblaciones envejecidas y una juventud con dificultades para encontrar trabajo y en niveles de pobreza.
  • La retirada del Estado de dimensiones como la seguridad social, la salud y los cuidados.

En México, las mujeres que deciden no ser madres enfrentan estigma social y juicio, como si la reproducción fuera su única función importante. La decisión de no tener hijos es, para muchas, una forma de rebelarse contra roles sociales y expectativas tradicionales que adjudican a las mujeres el cuidado y la crianza, de acuerdo con Abigail Vanessa Rojas Huerta.

Responsabilizar al feminismo o a los derechos de las mujeres por la baja de la natalidad ignora la complejidad de las vidas modernas y los desafíos que enfrentan las mujeres para poder desarrollarse plenamente, tanto personal como profesionalmente, y al mismo tiempo considerar la maternidad en un entorno que ofrezca apoyo real y corresponsabilidad.

Para la especialista de la UNAM, abordar la crisis demográfica requiere entender y validar las decisiones de las mujeres, invertir en políticas de cuidado accesibles, promover la igualdad de género y crear sociedades donde tener hijos e hijas sea una opción viable y apoyada, no un sacrificio insostenible o una imposición.