¿Alguna vez te has sentido incómoda, insegura o simplemente "desconectada" en un momento íntimo? ¿Ha habido ocasiones en las que, en lugar de placer, has experimentado estrés o preocupación? Si tu respuesta es sí, déjame decirte algo importante: no estás sola. Hablemos de algo que muchas veces vivimos en silencio pero que afecta a más mujeres de las que imaginas: la ansiedad sexual.

Para entender mejor qué causa la ansiedad sexual y cómo superarla , conversamos con Lizbeth Ortiz, psicóloga y educadora sexual, quien es consejera de M de Mujer, una organización dedicada a proveer información accesible y adecuada sobre salud sexual y reproductiva a través de consejería completamente gratuita en México y Centroamérica.

¿Qué es la ansiedad sexual?

De acuerdo con The American Psychological Association, la ansiedad sexual es una forma de ansiedad de desempeño que puede surgir por presión, miedo a no cumplir expectativas, inseguridad corporal, etcétera.

La ansiedad sexual puede manifestarse como: miedo a no "cumplir", preocupación por tu cuerpo, pensamientos que no te dejan concentrarte, sentir que tienes que querer aunque no lo sientas, desconexión, inseguridad y tensión.

Lizbeth Ortiz nos explica que, si bien la ansiedad generalizada es un problema común que afecta a hombres y mujeres, la ansiedad sexual específicamente es algo real y con cifras significativas, especialmente para nosotras. Las estadísticas muestran que la ansiedad sexual afecta aproximadamente al 52% de las mujeres, en comparación con un 38% en hombres.

La experta de M de Mujer destaca que esta ansiedad va más allá del momento íntimo; puede afectar a la persona a nivel personal y en su relación de pareja, impactando en la totalidad de sus vínculos afectivos.

¿Qué causa la ansiedad sexual en nosotras?

Una de las causas más recurrentes en mujeres es la inseguridad relacionada con la imagen corporal. Vivimos en sociedades donde los estereotipos pueden generar una gran presión sobre cómo "deberíamos" vernos, y no encajar en ellos se convierte en un principal causante de esta ansiedad.

Lizbeth Ortiz explica que sentir que tenemos sobrepeso, no sentirnos bonitas o cómodas al vernos en el espejo nos impide vincularnos con las demás personas de manera íntima. Al momento de un encuentro sexual, el miedo a que la otra persona nos vea físicamente nos impide disfrutar y sentir placer.

Además de la imagen corporal, hay una parte cultural y social que afecta mucho a las mujeres. Las normas culturales rígidas y la existencia de tantos tabúes generan sentimientos de culpa y vergüenza al mostrar nuestro cuerpo. Estos prejuicios inculcados también dificultan que nos vinculemos de la manera correcta.

La experta de M de Mujer menciona que si bien la preocupación por el desempeño sexual es más común en hombres, los problemas en la relación, como las dificultades en la comunicación o los problemas de confianza, también pueden generar o aumentar la ansiedad en las relaciones sexuales para ambos sexos.

El camino hacia el bienestar sexual

La buena noticia es que hay estrategias y recursos que pueden ayudar a reducir esta ansiedad y transformar la experiencia sexual en algo placentero, no en una fuente de estrés.

Educación Sexual y autoconocimiento: es de vital importancia conocer nuestro cuerpo. Saber qué nos gusta, qué no, qué nos genera placer es fundamental.

Lizbeth Ortiz señala que la educación sexual es integral: no solo abarca las relaciones sexuales, sino también cómo nos vinculamos afectivamente, el placer en general, y el erotismo en su sentido amplio. Si las instituciones no nos brindan esta información, es crucial buscarla por nuestra cuenta.

Comunicación abierta: saber comunicarnos y expresar lo que sentimos es clave. Hablar con nuestra pareja sobre la ansiedad, sobre lo que nos incomoda o sobre no estar listas en un momento dado es muy importante.

La experta de M de Mujer es clara: cada pareja es distinta, y encontrar el momento justo para hablar sin distracciones (como el celular) y encontrar soluciones juntxs ayuda muchísimo. Que ambxs busquen ayuda, si es necesario, refuerza el vínculo.

Técnicas de relajación y distracción: la respiración profunda es una técnica muy efectiva para lograr relajación muscular y estar más conscientes. Lizbeth Ortiz menciona que durante la actividad sexual, las técnicas de distracción, como enfocarse en los sentidos (vista, olfato, gusto, tacto), pueden ayudar a desviar la atención de los pensamientos ansiosos.

Buscar apoyo profesional: si la ansiedad persiste, acercarse a un profesional de la salud es el mejor camino. En un ámbito psicológico o en psicoterapia, se evalúa la historia sexual de la persona, factores psicológicos como la autoestima y trastornos de ansiedad, y se trabaja en conjunto con la pareja para evaluar la comodidad y la comunicación. Profesionales especializados pueden orientar y apoyar sin juzgar.

Si necesitas más información o ser derivada a especialistas, recursos como la página de M de mujer (www.mdemmujer.org) ofrecen un blog informativo con distintos temas y directorios médicos con profesionales a los que puedes acudir. El objetivo es que cada persona encuentre la atención que necesita.

La ansiedad sexual, especialmente la ligada a la imagen corporal y las presiones culturales que experimentamos las mujeres, es un desafío real. Pero con conocimiento, comunicación, autocuidado y buscando el apoyo adecuado, es posible transitar hacia una vida sexual más libre, plena y placentera.