Imagina estar separada de tus hijos durante casi dos años, sin saber si los volverás a ver. Esta fue la realidad que vivió Jennifer Seifert Braun, cuyo exesposo se llevó a sus hijos en abril de 2021 y no los regresó. Sin que ella lo supiera, él inició un proceso penal en su contra por violencia familiar, y los niños fueron llevados a declarar ante el Ministerio Público.

Jennifer luchó durante años para demostrar su inocencia y recuperar a sus hijos, y finalmente en marzo de 2023 logró que su caso fuera reconocido como una expresión de violencia vicaria. Ahora, ella está dedicada a ayudar a otras mujeres que están pasando por situaciones similares, a través del Frente Nacional contra Violencia Vicaria, que en total ha acompañado los procesos de 99 madres que lograron recuperar a sus hijos.

Sin embargo, la lucha no termina ahí. Si bien actualmente no hay datos oficiales sobre el número de víctimas de violencia vicaria en México. El Frente Nacional contra la Violencia Vicaria acompaña por lo menos 4 mil 802 casos de mujeres en todo el país, los cuales tienen un impacto en 10 mil 85 infancias. 

Según sus registros, el 88% de las mujeres que forman parte del Frente Nacional contra la Violencia Vicaria tienen una denuncia penal en su contra por parte de sus agresores, muchas de ellas con acusaciones falsas, es decir al menos 4 mil 226 mujeres

De ese total, 24 de estas mujeres están encarceladas injustamente, y la mayoría de los casos han ocurrido en la Ciudad de México, revela Jennifer Seifert, en entrevista con La Cadera de Eva.

Así es como la violencia vicaria, lejos de ser un hecho aislado, se ha convertido en una realidad devastadora para miles de mujeres en todo el país.

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¿Qué es la violencia vicaria y cuál es su origen?

En 2012 la psicóloga clínica y forense Sonia Vaccaro acuñó el término ‘’violencia vicaria’’ para nombrar aquella violencia contra la mujer que ejerce el utilizando como medio a las hijas o hijos producto de la relación de pareja o matrimonio, para herir, violentar y controlar a la madre generando un daño psicoemocional a ella y a sus hijas e hijos.

Una característica de la violencia vicaria, consiste en que las conductas tienen la finalidad de generar un daño de forma consciente a la otra persona, lo que constituye un tipo de violencia de género y al mismo tiempo se convierte en una forma de maltrato infantil, pues la persona que la ejerce se aprovecha de un estado de vulnerabilidad de las hijas e hijos.

De acuerdo con el “Informe Contextual sobre Violencia Vicaria de la Subsecretaria de Derechos Humanos, Población y Migración” la violencia vicaria confluye con otro tipo de conductas como: violencia familiar, infanticidio u homicidio en razón de parentesco o relación familiar y alienación parental.

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Fuente: Frente Nacional contra la Violencia Vicaria

¿En qué consiste la Ley Vicaria?

En noviembre de 2023, la Cámara de Diputados aprobó cambios a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, el Código Penal Federal y el Código Civil Federal para tipificar la violencia vicaria e imponer penas de hasta cinco años de prisión para quienes la cometan.

La reforma entró en vigor en enero de 2024  y fue publicada en el Diario Oficial de la Federación. Actualmente 22 estados reconocen la violencia vicaria en sus códigos penales y 29 en la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Solo Chihuahua, Veracruz y Durango no la contemplan en ninguna legislación.

 Jennifer Seifert, cofundadora del Frente Nacional contra la Violencia Vicaria, explicó que existe un esfuerzo por homologar la ley a nivel nacional debido a que, en algunos estados, las revisiones y modificaciones han resultado en versiones que no reflejan la intención original o que incluso incluyen a los hombres como víctimas.

Esto a pesar de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha confirmado que la violencia vicaria es un tipo de  violencia de género contra las mujeres, por lo que están trabajando en adiciones para proteger mejor a mujeres, niños, niñas y adolescentes, incluyendo medidas de protección y restitución de infancias.

¿Cómo se puede identificar la violencia vicaria?

 La violencia vicaria surge en un contexto familiar y, aunque debería ser independiente de la violencia familiar, a veces se confunde o se minimiza. Estas son algunas de las señales de alerta que identifica el Frente Nacional contra la Violencia Vicaria:

  • Hablar mal de la madre frente a las hijas e hijos y permitir que los niños y/o alguna otra persona también lo haga. Sus hijas e hijos siempre están expuestos a estos estímulos negativos.
  • No encargarse de las necesidades básicas de las niñas y niños y hace lo posible por hacerle la vida más complicada a la madre a través de las hijas e hijos.
  • Manipular a las hijas e hijos dependiendo de sus intereses y necesidades personales. Ponerlos en contra de la madre.
  • Amenazar a la madre de manera continua con hacerle daño a las hijas e hijos o a quitárselos.
  • Interrogar a las hijas e hijos para obtener la mayor cantidad de información de la madre que posteriormente usa en su contra con la finalidad de seguir ejerciendo control sobre ella.
  • Herir, injuriar y amenazar, aprovecha los momentos de encuentro para insultar.
  • Aprovecha cada oportunidad para lastimar y amenazar a la madre y dejarle saber que las consecuencias de sus actos tendrán consecuencias graves.

Jennifer Seifert señala que las mujeres sufren una segunda ola de violencia al denunciar, la cual coincide con un aumento en feminicidios y sustracciones de menores, denuncias falsas contra ellas y el uso de artimañas legales para quitarles a sus hijos. Muchas mujeres terminan encarceladas durante estos procesos, a menudo por falta de abogados especializados y debido a corrupción o influyentismo.

Uno de estos casos que acompaña el Frente Nacional contra la Violencia Vicaria es el de Carmen, una mujer en Durango que fue encarcelada 30 días después de dar a luz, por denuncias falsas de su expareja de quien se separó hace varios años y con quien tuvo su primer hijo.

Carmen denunció la violencia que estaba sufriendo en el momento en que se separó de su pareja. También denunció abuso sexual en contra de su hijo, perpetrado por un amigo de su expareja. A pesar de estas denuncias, el caso avanzó muy lentamente.

Como respuesta a estas denuncias su expareja la acusó de abuso en contra de su hija (hija que no era de ella). Estas acusaciones fueron desestimadas por un juez penal, pero fue reabierta a través de una apelación presentada por otro abogado, que también es el agresor vicario. Como resultado de este proceso, Carmen fue privada de su libertad mientras se realiza la investigación del caso.

Al respecto, Jennifer Seifert menciona que hay un patrón en el que agresores vicarios utilizan abogados que manipulan el sistema legal para perjudicar a las mujeres.

Desde el Frente Nacional contra la Violencia Vicaria han detectado que algunos abogados usan "machotes" de denuncias con argumentos similares, evidenciando una estrategia coordinada, así como la complicidad del poder judicial que a veces facilitan estos procesos a través de compadrazgos o ayudas.

Jennifer Seifert señala que el caso de Carmen es un ejemplo de cómo las denuncias de violencia contra las mujeres avanzan lentamente, mientras que las denuncias contra ellas progresan rápidamente, es decir, el sistema patriarcal se manifiesta en el trato desigual que reciben hombres y mujeres en estos procesos, con las mujeres a menudo sufriendo mayores consecuencias y dificultades.

Esta situación es tangible cuando el poder judicial otorga las medidas de protección y restricción, mientras los hombres las obtienen rápidamente, en cuestión de semanas, las mujeres enfrentan largos procesos de meses o incluso años sin respuestas efectivas.

Algunos de los impactos psicoemocionales que el Frente Nacional contra la Violencia Vicaria ha documentado son casos de suicidios inducidos en madres que ya no pueden soportar la presión y el abuso, así como depresión, ansiedad y estrés postraumático en infancias que son víctimas de esta violencia.

La violencia vicaria en México revela una profunda crisis en el sistema de justicia, donde las mujeres y sus hijas e hijos se encuentran en una encrucijada. Jennifer Seifert destaca la importancia de que las autoridades, la sociedad y el sistema legal trabajen juntos para erradicar esta forma de violencia y garantizar la protección de los derechos de las víctimas.