Karen siempre había soñado con ser madre, pero su embarazo llegó de manera inesperada. Después de varias pruebas negativas, había comenzado a dudar de sus sospechas. Cuando sintió los primeros movimientos de su bebé en su vientre, supo que su intuición era cierta. Un ultrasonido realizado cuando su hijo tenía 26 semanas confirmó definitivamente su embarazo.
Antes de embarazarse, los médicos habían advertido a su familia sobre los riesgos debido a su discapacidad motriz y escoliosis. "Me dijeron que mi vida corría peligro", recuerda Karen, de 32 años. Pero ella estaba decidida y contó con el apoyo y cuidado de su papá y hermana.
Karen define su parto como un acontecimiento horrible pero hermoso a la vez. Una serie de errores médicos y falta de comunicación pusieron en riesgo su vida y la de su bebé. Los médicos del Hospital Obregón insistieron en que su hijo no sobreviviría debido a su prematuridad, y que ella también corría riesgo de muerte.
Al no contar con la infraestructura necesaria para atender su caso la trasladaron al Hospital General donde enfrentó una violencia obstétrica institucionalizada. Los médicos le impusieron tratamientos sin su consentimiento, le administraron medicamentos sin su autorización y la presionaron para que se sometiera a procedimientos irreversibles como la salpingoclasia y la histerectomía.
"No quiero que me esterilicen", gritaba Karen en el pasillo del hospital. "No les firmes nada, papá. No dejes que me esterilicen. Si lo hacen, los voy a demandar a todos". Karen se negó rotundamente a aceptar la violencia y la falta de respeto por sus deseos.
A pesar de los obstáculos y los malos pronósticos, Karen dio a luz a un hijo saludable de 38 semanas. Pero la experiencia la dejó marcada. Esta no es una historia aislada. La violencia obstétrica en México es un tipo de violencia que tres de cada 10 mujeres enfrentan en el ámbito de la atención del embarazo, parto y posparto, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021.
¿Qué es la violencia obstétrica?
La violencia obstétrica es una forma de violencia contra las mujeres y personas gestantes que se genera en el ámbito de la atención obstétrica en los servicios de salud públicos y privados. Se define como cualquier acción u omisión por parte del personal del Sistema Nacional de Salud que cause un daño físico o psicológico durante el embarazo, parto y puerperio, de acuerdo con el Grupo de Información en Reproducción Elegida.
Esto incluye tratos crueles o degradantes, falta de respeto, ignorancia o desconsideración hacia las necesidades y deseos de la mujer, así como la falta de acceso a servicios de salud reproductiva de calidad.
Es importante destacar que la violencia obstétrica no solo se refiere a la violencia física, sino también a la violencia emocional y psicológica. Entre la primera están las prácticas invasivas, como las cesáreas sin justificación, la esterilización no consentida o forzada, el suministro injustificado de medicamentos y el retraso de la atención médica de urgencia.
Entre las segundas se encuentran actos discriminatorios, uso de lenguaje ofensivo, humillante o sarcástico, falta de información oportuna sobre el proceso reproductivo y trato deshumanizado.
Algunos ejemplos de violencia obstétrica incluyen:
- Ser sometida a una cesárea sin que se le haya explicado las razones ni se le haya obtenido su consentimiento.
- Ser obligada a parir en una posición incómoda o dolorosa.
- Ser ignorada o desatendida durante el parto o el posparto.
- Ser sometida a procedimientos médicos sin que se le haya explicado los riesgos y beneficios.
- Ser tratada de manera deshumanizada o con falta de respeto por el personal de salud.
Las mujeres que experimentan violencia obstétrica pueden sentirse humilladas, avergonzadas, asustadas o traumatizadas, lo que puede tener consecuencias negativas para su salud mental y física.
Algunas de las consecuencias de la violencia obstétrica incluyen:
- Trauma psicológico y emocional.
- Problemas de salud física y mental
- Dificultades para establecer una relación saludable con el bebé.
- Pérdida de confianza en el sistema de salud.
- Dificultades para planificar y espaciar los embarazos.
- Mayor riesgo de aborto y mortalidad materna.
Orígenes y manifestaciones
El Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) señala que la violencia obstétrica se asocia al cambio de paradigma histórico que institucionalizó los partos en hospitales y centros de salud, en contraste con la atención que se brindaba en casa con el acompañamiento de parteras u otras personas. A partir de este cambio, el parto pasó a ser una práctica médica en la que, con frecuencia, el lugar preponderante ya no lo ocupan las mujeres, sino los profesionales de la salud.
En México, desde la década de 1980 se empezaron a publicar investigaciones sobre la existencia de abusos durante la atención del parto. En el ámbito de la sociedad civil, GIRE ha sido una de las primeras organizaciones en utilizar el término violencia obstétrica y documentar la incidencia de conductas y omisiones que se agrupan bajo este concepto.
Estatuto jurídico y derechos humanos
La violencia contra las mujeres es una violación a los derechos humanos reconocidos en instrumentos internaciones como la Convención Belém do Pará, la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación en contra de la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés), y a nivel nacional en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, los cuales te protegen de cualquier tipo de violencia, tanto en el ámbito público como el privado, incluyendo la violencia obstétrica.
En México, entidades como Chiapas, Estado de México, Quintana Roo, Guerrero y Veracruz, han establecido leyes que consideran la violencia obstétrica como un delito. Al respecto, organizaciones como GIRE han señalado que la vía penal no es la mejor forma de alcanzar una reparación integral para las personas que han sufrido este tipo de violencia.
La razón es que la violencia obstétrica es un problema estructural que permea todo el sistema nacional de salud, y no solo se trata de individualizar el problema en el personal de salud que realizó el procedimiento.
Para erradicar la violencia obstétrica, GIRE señala que es necesario adoptar un enfoque integral que incluya la capacitación del personal de salud, la implementación de protocolos y políticas para prevenir y erradicar la violencia obstétrica, y la creación de espacios seguros y respetuosos para que las mujeres puedan expresar sus necesidades y preocupaciones.