Las mujeres llevamos años aprendiendo y desaprendiendo para evitar replicar o volver a caer en situaciones violentas. Creamos foros, escribimos, vamos a terapia, hablamos con nuestras amigas, nos informamos y nos cuestionamos, nos deconstruimos para lograr un cambio en el mundo que nos rodea, pero sobre todo en nuestras propias vidas.

En el marco del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, La Cadera de Eva realizó un conversatorio en el que se reflexionó acerca de los diferentes tipos de violencia a los que nos podemos enfrentar. Durante una de las charlas una mujer lanzó la pregunta: ¿qué están haciendo los hombres por mejorar? ¿No deberían estar aquí informándose y reflexionando como nosotras?

Esta pregunta nos hizo reflexionar acerca de las acciones que los hombres están llevando a cabo para resarcir el daño causado por la violencia machista que ejercieron. 

Las víctimas muchas veces sólo quieren sanar

Cuando Elsa tenía 14 años inició su noviazgo con Jorge, al inicio la relación era perfecta. Sin embargo, al poco tiempo Jorge comenzó a alejar a Elsa de sus amigas y familiares, controlaba con quién hablaba, cómo se vestía a través de manipulación. Si Elsa hacía algo que no le gustaba, Jorge se enojaba y le dejaba de hablar hasta que ella le pidiera perdón.

La relación de Jorge y Elsa duró alrededor de cuatro años, en los que la violencia escaló más y más hasta llegar a la violencia sexual. "Recuerdo que él estaba obsesionado con el sexo anal, yo le dije que a mí no me interesaba, pero un día que lo estábamos haciendo y yo estaba de espaldas, intentó penetrarme. Recuerdo que yo le pedí que parara, le dije que no me sentía cómoda y que me estaba doliendo, pero no me escuchó, sólo paró hasta que yo logré quitarme", comparte Elsa en entrevista con La Cadera de Eva.

Vivir esta experiencia fue traumático para Elsa, dos años después comenzó a ir a terapia psicológica y fue diagnosticada con trastorno por estrés postraumático. "Recuerdo que me sentí muy mal, me dio mucho asco pero más que nada miedo, sin embargo, no sabía por qué me sentía así. Tenía 17 años y yo no sabía cómo nombrar lo que me pasó, hoy sé que mi exnovio intentó violarme y cuando pude nombrarlo me derrumbe porque yo no sabía que alguien a quien amas te puede hacer tanto daño", explicó.

Esta no fue la única vez que Elsa vivió violencia sexual de parte de Jorge, en reiteradas ocasiones la forzaba a tener relaciones sexuales manipulándola, se negaba a usar condón y en dos ocasiones Elsa encontró videos en el celular de Jorge en los que mantenían relaciones sexuales, quien nunca le pidió su consentimiento para grabarlos

Cuando Elsa entró a la universidad decidió ponerle fin a su relación con Jorge tras años de abusos y diferentes tipos de violencia que fueron escalando, sin embargo, ella no sabía cómo nombrar que había sido víctima de violencia en el noviazgo. En México, el 39.9 % de mujeres ha vivido algún tipo de violencia en su relación de pareja, la más frecuente es la violencia psicológica con el 35.4 %, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021.

Dos años después, Diana, quien en ese momento era la actual novia de Jorge, buscó a Elsa para pedirle ayuda, pues Jorge la había grabado sin su consentimiento mientras mantenían relaciones sexuales y subió los videos a diferentes páginas de pornografía. "La ayudé a contactarse con una chava que la asesoró para denunciarlo ante las autoridades. Esto me ayudó a entender que la violencia que Jorge ejerció en mi contra no acababa en mí y que yo no era culpable de nada", compartió.

"Gracias a Diana decidí denunciarlo públicamente, ella me dio el valor para hacerlo y advertirles a otras mujeres. Ya lo había intentado antes pero recibí ataques de los amigos de Jorge, decían que sólo quería atención porque me volví feminista. No lo denuncié ante las autoridades porque no me interesa que vaya a la cárcel, lo único que quería hacer era liberarme de eso que cargaba, romper el silencio que le benefició por tantos años y advertirle a las demás mujeres", narró Elsa.

En 2021 el 78.3 % de las mujeres que fueron víctimas de violencia en su relación de pareja no solicitó apoyo, información o levantó una queja o denuncia. La vergüenza puede jugar un papel decisivo en si las mujeres deciden hablar o no, pues muchas veces tienen miedo a ser juzgadas.

Pese a la denuncia penal y pública, Jorge negó que haya ejercido violencia sexual y psicológica contra Elsa y Diana. "La verdad es que no me interesaba que le pasara nada, sólo quería que reflexionara y entendiera que lo que nos hizo tiene nombre y es violencia. Pero no lo hizo, lejos de eso comenzó a hacer publicaciones cada vez más misóginas cobijado por sus amigos y su familia", explicó Elsa. 

Cancelación no abona a la reparación del daño

Años después del #MeToo, movimiento en que cientos de mujeres decidieron levantar la voz en contra de la violencia machista, el modo de acción se convirtió en "cancelar" a la persona que fue denunciada. Los hombres perdieron trabajos, sus amigos los dejaron solos, la sociedad los castigó pero ¿esta estrategia nos ayuda a la no repetición? ¿realmente la cancelación repara el daño que causaron?

Seguir educando a través del castigo sólo replica estructuras sistémicas de una cultura ultrapaternalista, pero no se le da espacio al debate o la reflexión de por qué ciertas conductas nos pueden llevar a más problemas que soluciones. Necesitamos entendernos como sujetos históricos todos fallamos, es necesario tener un espacio en donde el error no sólo sea permitido, sino también que sea un puente hacia el aprendizaje donde se permita entender en qué fallamos, explicó Nicko Nogués, director del Instituto para el Desarrollo de Masculinidades Anti Hegemónicas (IDMAH).

"No pondría el acento en que las personas por sí solas se den cuenta con todo este tiempo, conciencia y voluntad, sino con todo eso recae tanto en el sector público como en el privado medidas concretas que peritan habilitar esos espacios de reflexión, donde la constante no sea una cultura de cancelación que castiga y limita el aprendizaje por no dar espacio a desaprender y reaprender. Y una inversión que dé nuevas herramientas y nuevos focos de conversación en una reeducación a nivel colectivo", dijo Nicko Nogués en entrevista con La Cadera de Eva.

Puntualizó que es importante el trabajo del sector público y el sector privado, así como el trabajo individual de la población masculina, es decir, hay una subresponsabilidad para dar herramientas para que no haya excusas que si sólo se deja enteramente la responsabilidad al individuo que no tiene tiempo, medios, ni forma de reaprender.

"No basta con el punitivismo, no basta con la cultura de la cancelación que no deja espacio ni a la reflexión, ni al diálogo, ni toma la complejidad de esta realidad en todos los sentidos. Hace falta poder reequilibrar esas responsabilidades para que si los individuos tengan el compromiso y las herramientas necesarias para desaprender conductas y aprender otras tantas. Y el sistema, el engranaje público y privado permita que haya un contexto que en algún punto también quite excusas individuales para llegar a poder tomar ese tipo de conductas necesarias", recalcó Nogués. 

¿Qué pueden hacer los hombres para reparar el daño?

"Lo que nos han enseñado estos años post MeToo son varias lecciones que se pueden sintetizar en lo concreto para dar ciertas direcciones, la primera se trata de un tema de perspectiva, es decir, mirando después de cinco años todo lo que ha ocurrido desde entonces no hay nada más sabio que hacernos preguntas que nos ayuden a reflexionar si esto nos ha ayudado a ser mejores hombres o no", explica el director del IDMAH, conocido en redes sociales como "De machos a hombres".

En segundo lugar se creó una base muy importante de querer escuchar y entender el punto de vista de las personas que en su momento señalaron, denunciaron, levantaron la voz. "Y entender de una manera activa esa otra realidad que se vivió del otro lado, así como la dimensión histórica y el momento de transformación cultural que no es ajeno a nosotros, ya no como individuos sino como género, que históricamente se ha arrastrado en este tipo de actitudes lo miremos desde cualquier punto de vista histórico", puntualizó Nogués.

"Hay que poder dimensionar y escuchar el otro punto de vista para poder entender activamente. Estamos lejos de eso, hay una polarización social simplemente por no querer entender la realidad de la otra persona. Escuchar implica también un silencio, entender qué es lo que estás escuchando. Y si no puedes hacerlo por ti mismo, tienes que aceptar que necesitas ayuda", compartió Nicko Nogués.

¿Cuáles son los pasos que los hombres pueden seguir para reparar el daño?

  • Entender con perspectiva lo que sucedió
  • Que eso los lleve a una escucha reflexiva, al entendimiento de la otredad
  • Reedecucarse abiertos al diálogo