La marea verde fosforescente tiñó las principales avenidas de la capital mexicana; las personas con discapacidad salieron nuevamente para denunciar la falta de accesibilidad y su derecho a empleos con salarios justos: "¿No que no?, ¡sí que sí!", ¡aquí está la resistencia disca!, se escuchó en avenida Reforma en marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad. A esta exigencia se unió la voz de decenas de mujeres con discapacidad que se enfrentan a múltiples discriminaciones: el capacitismo y la falta de accesibilidad.
La demanda por incluirles en el mercado laboral fue la antesala para otro momento coyuntural, un listado de todas las personas que perdieron la vida durante la pandemia y que formaron parte del activismo por la inclusión, se hizo presente en las afueras del Museo Memoria y Tolerancia como parte de la manifestación de las personas con discapacidad.
"Negligencia y abandono estatal", también fue una de las consignas que se gritó con rabia. Sí, se continuará combatiendo la discriminación, pero también, se señalará la responsabilidad del Estado que arrebató y desprotegió a quienes les necesitaban.
"Esto es por todos aquellos que han muerto por negligencia médica, por falta de justicia, por falta de atención y accesibilidad. A todas las personas con discapacidad que murieron sin pasar a una cama de hospital porque murieron solas en casa sin ser cuidadas por culpa del Estado, ¡por todas las personas que han muerto y que sus derechos no fueron respetados!, ustedes también están aquí" (Jen Mulini)
La Comisión Económica para América Latine y el Caribe (CEPAL) advirtió durante la pandemia que los altos niveles de informalidad, pobreza, discriminación y la pobre protección social, colocaba a las personas con discapacidad en la posición de mayor vulnerabilidad.
En México, la Secretaría de Salud reconoció a 327 mil 261 víctimas mortales tras la pandemia de la COVID-19, sin embargo, a mediados del 2022 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía contabilizó a 424 mil 509 víctimas, es decir, casi 100 mil más que la cifra oficial del Estado.
En el informe de más de 100 páginas sobre las defunciones en México "Estadísticas de defunciones registradas (EDR 2022)" no se aborda la cifra de personas con discapacidad. Saber cuántas personas murieron a causa de negligencia y a causa de no haber recibido los cuidados debidos es un espectro gris para el Gobierno Federal.
Por ello, este acto realizado durante la manifestación es parte de la lucha contra el olvido y contra la violencia sistémica. Nombrarles evidenció la falta de inclusión y empatía, sus demandas por mejores oportunidades laborales no estarían completas sin recordar a quienes antecedieron su lucha.
Capacitismo y mercado laboral en México
En nuestro país, habitan 22 millones de mujeres con discapacidad o alguna limitación, de acuerdo con la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, la mayoría de ellas, son mujeres adultas.
Hana Belem tiene 30 años, tiene discapacidad sensorial y de la comunicación, vive en Ciudad de México y está buscando un nuevo empleo.
Cocinera apasionada, se desempeña como ayudante de cocina para Palacio de Hierro de un tiempo a la fecha. Su trabajo es demandante y le exige gran esfuerzo físico, pero sobre todo, le hace sentir una profunda impotencia la falta de capacitación del personal para atender sus necesidades.
"Cuando me capacitaron todos hablaban y yo no pude entender, no puedo leer los labios, fue muy complicado. Me enfrenté a mi jefe de recursos humanos y le pedí, por favor, que me otorgara intérpretes para que se me diera la accesibilidad", comparte en entrevista para La Cadera de Eva.
¿Y te la otorgaron, Hana? No, respondió y refirió que al momento de exigir su derecho, la persona de recursos humanos de Palacio de Hierro se excusó señalando que no podían hacer algo así: "Eso es algo que a mí me desespera", compartió en entrevista.
En México el 64% de las personas con discapacidad se encuentra desempleada, mientras que apenas el 36% tiene un empleo remunerado. De este universo, son las mujeres el sector con menos participación económica, pues 7 de cada 10, está desempleada.
Hana Belem se encuentra dentro de un estadística muy pequeña de mujeres con discapacidad económicamente activa, sin embargo, las circunstancias no son tan sencillas y su acceso a un trabajo incluyente se ve obstaculizado por el capacitismo de las empresas y el exceso de trabajo.
En entrevista comparte que muchas veces se enferma y su jefe no le permite descansar y mucho menos pedir permisos por incapacidad. Por lo tanto, desea cambiar de empleo. Sin embargo, su sueño de convertirse en su propia jefa y emprender, se mantiene vigente desde que era niña.
"No tengo permiso de faltar ni manera de pedir incapacidad, y sí yo necesito descansos, el jefe no me deja hacerlo; el jefe me llega a abusar y no es justo. Me gustaría mucho salir de ahí y encontrar otro trabajo, un trabajo con otras personas con discapacidad donde pueda estar (...) Desearía que todos los trabajos nos incluyan, nos apoyen y nos acepten, porque para mí es muy complicado, tengo muchas barreras y obstáculos sociales, ¿y yo qué puedo hacer?", explica.
Capacitismo en casa: una lucha por la libertad
Diagnosticada con una lesión medular por neuroblastoma, Sofía Vargas tiene 20 años y su deseo más grande es ser libre y trabajar para el Poder Judicial de la Federación.
Estudia la carrera de antropología en el estado de San Luis Potosí y aunque aún se desempeña como estudiante, sabe bien que la lucha por posicionarse en el mercado laboral una vez egresada será dura.
Desde su perspectiva, se atraviesan muchas discriminaciones, siendo el capacitismo la primordial para las personas con discapacidad sin importar si cuentan con estudios o no.
Hay dos escenarios, explica Sofía Vargas, pero en los dos, las oportunidades laborales son mínimas; si eres joven y tienes discapacidad, entonces no te darán empleo por falta de experiencia y por tu discapacidad, también, existen muchas personas con discapacidad que viven precarización al no contar con una formación académica que les permita competir por un mejor salario. A esto, se le añade la falta de accesibilidad.
"Al mirar los espacios me doy cuenta que hay edificios que no cuentan con elevadores, con rampas o que ofertan jornadas muy largas sin contemplar que muchos cuerpos de personas con discapacidad no las podrían tolerar. No existen ajustes razonables para que existan empleos dignos, bien pagados y que te permitan ser independiente económicamente hablando", explica.
Y es que, las empresas no ofrecen trabajos para todas las personas, pues se favorecen a unos cuerpos por encima de otros, una práctica capacitista que la escritora y teórica Fiona Campbell explica de la siguiente manera:
"Uno de los elementos fundamentales del capacitismo es que la discapacidad debe ser inherentemente negativa, inhabilitada, curada e incluso eliminada" (Fiona Campbell)
La carrera por conseguir empleos bien remunerados se ve atravesada por distintas interseccionalidades; sistemas discriminatorios que favorecen a unas personas por encima de otras, como explica Gregor Wolbring en "Is there an end to out able?": Asumir la normatividad del cuerpo, ha servido para justificar la discriminación y conducir a otros ismos: el racismo, el sexismo, el edadismo y el capacitismo.
Como todo sistema de discriminación, el edadismo también se extiende a otros espectros y eso incluye el espacio familiar.
En nuestro país, 5 de cada 10 mujeres con discapacidad viven con sus familiares, lo que propicia que muchas de ellas, sean privadas de su autonomía e independencia económica; son mujeres que se desempeñan a las tareas de cuidado al no ser consideradas "capaces" de conseguir empleo y valerse por sí mismas. Eso último, lo explica la activista de la siguiente manera:
"Hay mujeres con discapacidad que se encargan de los cuidados de su casa como pago de que, pues viven ahí en la casa. Las personas con este contacto son precisamente familiares, podríamos sostener que son los principales agresores lamentablemente. Justo al vivir sin poder tener una aportación económica se ven en situaciones vulnerables"
Sofía Vargas reconoce que su familia es su principal apoyo, pero también, se gestan comentarios capacitistas en este entorno. Su trabajo conlleva muchas actividades de campo y es común para ella escuchar un: ¿Y quién te va a ayudar?
"Por mi carrera, hago mucho trabajo de campo y siempre me preguntan cómo haré mis cosas sola. Es aquí donde entra un poco el capacitismo en la familia, porque desean que estés en una burbuja y la vida no puede ser siempre así, ¿no? retrocedo hasta hace unos años donde pensaba en cómo sería vivir sin una barrera o diferencia,... porque lamentablemente, si tienes una discapacidad eres segregado y olvidado" (Sofía Vargas)
A sus 20 años, la futura antropóloga desea encontrar un buen empleo que sea incluyente, ejercer su autonomía y andar por todas las ciudades por su cuenta, porque es desde ahí donde su resistencia contra el capacitismo inicia; una resistencia llamada libertad.