Ser mujer y ser calzonuda resultaba una contradicción en el México posrevolucionario; un adjetivo en desuso como "calzonuda" esconde consigo el contexto histórico y social de una época donde la subordinación y el carácter condescendiente resultaban el único camino para existir de las mujeres. ¿Habías escuchado de esta palabra?
Una de las figuras que se atrevió a reivindicar el significado de "ser calzonuda" fue la misma María Félix, quien era constantemente descrita a través de esta palabra por su carácter reacio. De ello, se desprende su frase:
"Yo no soy calzonuda, yo traigo calzones"
Dentro de los discursos de María Félix, se encuentran críticas constantes a la violencia de género, doméstica, a la pasividad de la mujer y a la violencia mediática que ejercía la prensa de la época. La actriz se caracterizó no sólo por resultar incómoda, sino también, por concluir siempre sus entrevistas con mensajes poderosos a las mujeres como: ¡Nunca se dejen!
Su impacto en la cultura popular fue un parteaguas, y a 21 años de su muerte recordamos esta frase reivindicativa; ser calzonuda es pelear.
¿Qué significa esta frase de María Félix?
"Calzonuda" es un adjetivo femenino que se le da a las mujeres para referirse a aquellas que tienen un carácter fuerte, que responden, entran en discusiones y son valientes. Aunque actualmente se encuentra en desuso en varias partes de México, es más probable escucharla al noroeste del país.
Si bien todas estas características rebeldes resultan poderosas en la actualidad, en aquellos años, hablar de una mujer calzonuda no era una cuestión que exaltara orgullo, por el contrario, debía ser motivo de vergüenza el ser considerada "muy macha".
El discurso es doble con esta palabra, pues tiene su parte contraria: el hombre calzonudo. De acuerdo con el Diccionario del Español de México, cuando se aplicaba para los hombres, el significado cambiaba por completo y se entendía que era un hombre femenino, débil, que recibía órdenes y era condescendiente.
En estos dos escenarios la dicotomía del género es predominante: quien subordina y el subordinado. Por ello, ser una mujer calzonuda resultaba tan incómodo, pues escapaba de los márgenes del rol de género y para un hombre calzonudo, el escenario era el mismo.
El contexto histórico: el rol de género y el nacionalismo mexicano
La figura del macho comenzó a solidificarse cerca de 1910 y el estallido de este comportamiento llega años después a través del poder mediático como la literatura y la inspiración nacionalista del cine; México comenzó a forjar una identidad, donde su población masculina era viril, valiente, seductora y superior.
Esto último lo explica Didier Machillot en "Machos y machistas. Historia de los estereotipos mexicanos", obra donde expone la evolución del machismo desde la época posrevolucionaria hasta nuestros días y la manera en la que, dentro del imaginario colectivo, todo aquello que escapaba de este sistema se volvía indeseable para la mexicanidad.
¿Y esto cómo se relaciona con ser calzonuda? En el México de esa época, se hablaba de una categorización de las castas que, al mismo tiempo, se dividía entre otras clasificaciones donde, la base de la pirámide eran las personas vulgares o "la plebe", un grupo social considerado inferior por ser considerado grosero, lépero, homosexual o bien, que mostraba comportamientos que desafiaban la hegemonía del deber ser [mujer / hombre].
En el caso de una mujer calzonuda, era considerada indeseable por su actitud desafiante, impulsiva y tajante. Cualidades que, por supuesto, no iban de acuerdo a la mexicanidad que se había construido.
La mujer mexicana no debía poseer estas características, por el contrario, eran cualidades propias del macho; héroes patriotas, fanfarrones, galantes, rudos y broncudos, ataja Didier Machillot.
El orgullo nacionalista y el de ser macho se encontraba muy sólido, pero al mismo tiempo, sumamente blando. Esto quiere decir que, todas aquellas personas que fueran en contra de la ideología de género eran consideradas traidoras, por ejemplo, en el caso de los hombres calzonudos, estos eran rechazados, llamados afrancesados y, por lo tanto, antinacionalistas, algo que, incluso atravesó a grandes figuras como el poeta Jorge Cuesta o Salvador Novo.
Si nos remitimos al Diccionario del español usual de México, se encuentra que el macho es aquel hombre que se considera superior y manifiesta paternalismo hacia las mujeres a través de conductas que demuestren virilidad y fuerza. La mujer calzonuda, no permitía estas acciones paternalistas y mucho menos que se colocaran en una posición de superioridad ante ellas; la mujer calzonuda desafiaba, cuestionaba y ponía en aprietos a cualquier macho que intentara subordinarla / salvarla, como se veía en el Cine de Oro Mexicano.
En este sentido, reconocer a aquellas mujeres que fueron señaladas por su valentía, su inconformidad y su recio carácter, es hablar de la antesala de la lucha por la igualdad. Reivindicar esta palabra que intentaba categorizar y ridiculizar a las mujeres, nos trae hasta hoy, donde las calzonudas ingobernables resisten y continúan incomodando al igual que hace cien años.