¿Alguna vez te has preguntado por qué ciertas profesiones parecen estar dominadas por un género? ¿O por qué, a pesar de los avances, la brecha de género persiste en la elección de carreras? Una de las razones detrás de este fenómeno es lo que se conoce como male flight o “vuelo masculino".
El vuelo masculino describe el fenómeno por el cual los hombres tienden a abandonar o evitar campos de estudio, grupos o industrias a medida que aumenta la presencia de mujeres en ellos.
A medida que un campo se feminiza, es decir, se vuelve predominantemente femenino comienza a ser percibido como un "trabajo de mujeres". Esto puede llevar a que los hombres prefieran cambiar de industria o negarse a unirse a ella por miedo a ser vistos como femeninos.
Este concepto, según la Doctora Kathleen Callahan, de la Universidad Christopher Newport, es un ejemplo de cómo el patriarcado puede afectar negativamente a los propios hombres. La industria feminizada tiende a ser devaluada.
En su artículo "Una breve historia del vuelo de género en la fuerza laboral", Makenna Jonker explica que el término es similar al concepto de "vuelo blanco", donde poblaciones predominantemente blancas y ricas se mudan de áreas urbanas a medida que estas se vuelven racialmente más diversas. De manera similar, muchos sectores laborales dominados estereotípicamente por un género, alguna vez estuvieron dominados por el otro.
Una mirada histórica a la evolución de las profesiones
La historia nos muestra cómo algunas profesiones han cambiado de ser predominantemente masculinas a femeninas, y viceversa:
Enfermería: aunque hoy es vista como una profesión fuertemente codificada para las mujeres, en la antigüedad y antes de la era moderna, los hombres servían principalmente como enfermeros. Se cree que la primera escuela de enfermería en la India (alrededor del 250 a. C.) solo admitía hombres.
Sin embargo, figuras como Florence Nightingale impulsaron la feminización de la profesión a partir de mediados del siglo XIX. A principios del siglo XX, los hombres eran tan raros en enfermería que en el Reino Unido tuvieron que registrarse en un registro suplementario separado hasta 1947.
Obstetricia: esta rama médica estuvo dominada por parteras (mujeres) hasta el siglo XIX, momento en que los hombres comenzaron a interesarse y lanzaron campañas para que el parto fuera atendido por médicos (hombres) en hospitales.
Archivos como el Informe Flexner de 1910, criticado por su sexismo, llevaron al cierre de escuelas de medicina y expulsaron a mujeres del campo al exigir mayor capacitación y licencia, que ellas no podían costear.
Programación Informática: sorprendentemente, la programación fue predominantemente un campo dominado por mujeres a principios y mediados del siglo XX.
Antes de la carrera espacial y los avances tecnológicos de los sesenta y setenta, se consideraba una actividad mecánica y rutinaria adecuada para las mujeres. Mujeres trabajaron como "computadoras humanas" en centros como el predecesor de la NASA y operaron las primeras computadoras electrónicas programables.
Sin embargo, algo cambió alrededor de 1984: el porcentaje de mujeres en informática disminuyó significativamente. Esto coincidió con la aparición de computadoras personales en los hogares y campañas de marketing dirigidas casi exclusivamente a hombres y niños, lo que llevó al estereotipo del "nerd geek" masculino.
Docencia: la enseñanza ha sido una carrera aceptable para las mujeres desde finales del siglo XIX. Sin embargo, antes de esa era, era un campo dominado por hombres, y el salario y el prestigio eran un poco más altos antes de que se feminizara.
A medida que la educación pública se expandió y las universidades admitieron mujeres, los programas de formación de maestros crecieron. Los maestros a menudo eran jóvenes, transitorios y mal pagados, lo que redujo el estatus de la ocupación y la hizo socialmente aceptable para las mujeres. Se esperaba que las maestras modelaran un comportamiento deseable, percibido como más natural en mujeres.
El vuelo masculino en México
Según un estudio reciente del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en 2024, la brecha de género en las carreras universitarias sigue presente en México. Las mujeres continúan estudiando las mismas carreras tradicionales desde hace 10 años, aquellas que históricamente se han relacionado con este género.
Las licenciaturas con mayor porcentaje de mujeres de nuevo ingreso están fuertemente inclinadas hacia la formación docente (preescolar, otros servicios, planes generales), trabajo y atención social, diseño (industrial, moda, interiores), orientación educativa, diseño curricular y pedagogía, ciencias de la educación, enfermería y obstetricia, y psicología.
Derecho, Enfermería y Administración de Empresas ganaron terreno en popularidad, y junto con Psicología, Negocios y Comercio, y Docente de Primaria, se encuentran entre las más demandadas por mujeres.
Por otro lado, los hombres, aunque siguen en carreras marcadas para su género (principalmente ingenierías y áreas tecnológicas), están diversificando sus elecciones hacia nuevas tendencias.
Las carreras con mayor porcentaje de hombres de nuevo ingreso incluyen diversas ingenierías (vehículos, electrónica, electricidad, mecánica, construcción) y campos de ciencias computacionales y tecnologías de la información (ciencias computacionales, desarrollo de software, innovación en TI, informática), además de deportes.
Esta división por género en las elecciones de carrera en México se alinea con el concepto de vuelo masculino, donde los hombres se orientan hacia campos tradicionalmente masculinos o emergentes, mientras que las mujeres se concentran en campos que históricamente han sido feminizados o asociados con roles de cuidado y educación.
Las consecuencias del vuelo masculino
Una de las principales preocupaciones destacadas por el IMCO es que esta segregación de género en la elección de carreras significa que no se está generando el talento que el mercado laboral necesita. En particular, las mujeres podrían estar quedando rezagadas en las tendencias de nuevas carreras.
Los campos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), que en México tienen una alta presencia masculina, ofrecen mayores oportunidades económicas. Estudios del Pew Research Center refieren que los trabajadores en áreas STEM ganan el doble que en otros ámbitos.
A nivel global, solo alrededor del 20% de los graduados en ingeniería son mujeres. Las mujeres representan solo el 24% de los puestos de liderazgo en tecnología y el 16% en infraestructura.
Además de la inclusión, la diversidad de pensamiento y experiencia que aportan las mujeres en campos como STEM son fundamentales para la innovación, la creatividad y la toma de decisiones, lo que en última instancia impulsa la rentabilidad. Equipos diversos toman mejores decisiones y tienen más probabilidades de captar más mercados.
Makenna Jonker señala que la concentración de mujeres en ciertos campos también puede estar relacionada con disparidades salariales y el miedo a ser percibido como "femenino" en ciertos trabajos también muestra cómo las expectativas de género limitan las opciones de los hombres.
Rompiendo estereotipos para un futuro equitativo
Para combatir el vuelo masculino y la brecha de género en las carreras, es crucial dejar de pensar en ser "femenina" como algo malo. Desafiar los roles de género tradicionales puede ayudar a eliminar la idea de que ser femenina es inferior.
Propuestas como las del IMCO sugieren usar información sobre la empleabilidad de las carreras para fomentar elecciones más estratégicas entre los jóvenes. También promueven las carreras técnicas y potenciar la matrícula en áreas STEM, especialmente para acercar a las mujeres a estos campos con mayores oportunidades.
La esperanza es que, como sociedad, podamos superar la idea de determinar qué es "masculino" y qué es "femenino" en las profesiones, y permitir que las personas elijan su camino basándose en sus intereses y talentos, no en expectativas de género obsoletas.
Esto no solo beneficiará a las mujeres al abrirles más puertas, sino que también liberará a los hombres de la presión de evitar campos percibidos como "femeninos" y contribuirá a un mercado laboral más dinámico, diverso y rentable para todas las personas.