En la Ciudad de México se tienen contabilizadas a un aproximado de 15 mil 200 personas dedicadas al trabajo sexual, una cifra que aumentó considerablemente luego de la pandemia y la dificultad de volver a incorporarse al mercado laboral; de este total, las mujeres ejercen la mayoría de este empleo y en su cotidianidad, se enfrentan a una violencia sistémica y estatal que es necesaria nombrar. 

En el marco del Día Internacional por el Fin de la Violencia contra las Trabajadoras Sexuales, 17 de diciembre, se recuerda que la decisión de ejercer el trabajo sexual es un derecho humano, pero sólo se logrará acceder a él cuando se logren abolir todas las prácticas violentas que permean en esta práctica, como el tráfico sexual, la brutalidad policial, el abuso, la revictimización, el feminicidio y el transfeminicidio

En este sentido, estos son algunos datos sobre la violencia que atraviesa a las trabajadoras sexuales en nuestro país, según la Asociación Brigada Callejera y la Red Mexicana de Trabajo Sexual (RMTS) .

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Sistemas de opresión: punitivismo 

Según documenta la RMTS, el Estado se ha encargado de perseguir, castigar y violentar a las personas que ejercen el trabajo sexual. Estas prácticas son punitivistas y tienen por causa última castigar y criminalizarlas. 

Asimismo, la asociación denuncia la perpetuación de una violencia sistémica, donde se les obstaculiza su acceso a la justicia, a servicios de salud, instancias para el cuidado para sus hijes y derechos laborales. En este sentido, la lucha contra la discriminación debe partir desde todos los brazos del Estado y sus sistemas, pues mientras esto no ocurra, se continuará reproduciendo la injusticia, el abuso y el feminicidio

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De acuerdo con el último boletín informativo de la RMTS, es urgente erradicar la criminalización contra este sector, pues se ha identificado que grupos en situación de vulnerabilidad se encuentran expuestos a caer en células delictivas, explotación sexual y trata de personas, siendo las mujeres de comunidades indígenas y migrantes, el sector más vulnerado. 

Más derechos laborales, libertad y protección estatal 

De acuerdo con Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, 1 de cada 10 trabajadoras sexuales en el área metropolitana pertenece al grupo de la tercera edad, siendo este sector, uno de los más precarizados, pues no cuentan con ningún respaldo de jubilación. Además, las mujeres trabajadoras en su vejez se convierten en objeto de abuso por parte de las personas que pagan por sus servicios

Brigada Callejera señala que este grupo tiene las mayores tendencias a adquirir una enfermedad de transmisión sexual, pues aceptan tratos poco convenientes y desfavorables con sus clientes ante la necesidad de obtener sus ganancias semanales; ganancias que van directamente al pago de renta, alimentos y cuidados de otras personas. 

Según documenta la organización, estas mujeres son el principal sostén económico del hogar, dependiendo de ellas de entre 4 a 5 personas. Lee más sobre este sector en: ¿Cómo viven las trabajadoras sexuales en su vejez?

Feminicidios y transfeminicidios de trabajadoras sexuales

De acuerdo con información oficial del Senado de la República, del 2015 al 2022 se registraron 27 mil 133 feminicidios. Sobre esto, la Red Mexicana de Trabajo Sexual ha denunciado que estos números carecen de una interseccionalidad en la investigación, pues muchos feminicidios no son catalogados como tal por las autoridades, porque la víctima ejercía como trabajadora sexual; mujeres que mueren en bares, hoteles, table dance y son asesinadas en razón de género / odio. 

En este sentido, existe un vacío importante sobre el número de feminicidios a trabajadoras sexuales en nuestro país. 

"Son muertes que no son investigadas porque se llevaron a cabo en lugares clandestinos, dando como resultado el abandono de las carpetas de investigación (...) La violencia machista abraza y cubre a los asesinos" (RMTS)

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La asociación para la protección de trabajadoras sexuales Brigada Callejera realizó un trabajo de campo en todo el país, y ofrecieron una primera cifra tentativa donde, según sus estadísticas, cada día se asesinan a 3 trabajadoras sexuales, por lo regular, los casos terminan en impunidad y la libertad del agresor.

Por su parte, en México las mujeres trans tienen una expectativa de vida de 33 años, siendo los transfeminicidios una de las principales causas de muerte. De acuerdo con el último informe de Letra S, el 55.2% de todos los homicidios contra la comunidad LGBTTTIQ+ pertenecen a mujeres trans, siendo además, el sector con mayor número de muertes violentas y exposición de cuerpos en espacios públicos como acto de odio. 

Existe una incidencia sobre estos crímenes de odio contra mujeres trans y corresponde a sus trabajos, encontrándose en primer lugar, el trabajo sexual, el estilismo y el emprendimiento. Otro dato relevante que evidencia Letra S es que por lo regular son mujeres que cuentan con cierta popularidad en su comunidad o barrio y tienden a ser agredidas, abusadas y asesinadas entre dos o más personas. 

"La policía no da protección, el estado no nos da acceso a la salud ni a la educación, los clientes abusan y matan, la impunidad es muy fuerte y la sociedad dice que tú te lo buscaste, buscas ayuda en la CNDH y te ignoran, ¿cómo luchas con algo así?, se siente como luchar contra un monstruo de siete cabezas. Queremos seguridad y certeza de poder estar en una esquina sin que la mafia cobre, sin que un policía nos agreda, ya basta de que nos asesinen y repito, ¡esto es un grito de ya basta!” (Elvira Madrid, presidenta de la organización Brigada Callejera, en entrevista para La Cadera de Eva)

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