Estamos en un país donde se mata a las mujeres y, en los últimos años, ha habido un aumento de la atención a las mujeres violentadas y a sus hijas e hijos, pero en lugar de garantizar la atención, la prevención y la sanción “se ha impuesto una austeridad donde se gasta mucho dinero en megaproyectos”, mencionó la profesora feminista Lucía Melgar en la rueda de prensa donde se dio a conocer el análisis del informe periódico de México respecto a la implementación de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW).

El año pasado, en el mes de septiembre había todavía 11 refugios sin recibir sus presupuestos ni convenios de colaboración. Uno de ellos fue el refugio de Mérida, que recibió el recurso federal cuatro días antes de finalizar el año, cuando la plataforma del sistema municipal ya estaba cerrada, por lo que no pudo ejercerlo. A lo largo del 2023 operó al 50% de su capacidad debido a esta circunstancia. 

En México, el 15% de quienes son atendidas en la Red Nacional de Refugios (RNR) se han visto forzadas a trasladarse a otro estado para ponerse a salvo de situaciones de violencia, y cinco de cada ocho han sido revictimizadas previamente por otras estancias estatales de atención de violencia.

Un presupuesto que, además de ser bajo, se retrasa

En 2019 cerraron tres refugios porque no pudieron mantenerse con las condiciones de incertidumbre económica y, en el último año, dos tuvieron que disminuir sus atenciones debido a la falta de presupuesto. Es común que, en ocasiones, pasen tres o seis meses sin recibir recursos y tengan qué ver cómo se las arreglan para tener cosas tan básicas como papel, señaló Lucía Melgar.

De 2022 a 2024 el presupuesto asignado a los refugios se ha estancado, es decir, no se ha garantizado que sea progresivo y tome en cuenta las necesidades reales que tienen estos espacios. Actualmente, han tenido que dividir sus esfuerzos de atención y prevención de violencia para buscar financiamiento internacional, donaciones económicas y en espacie para poder mantener su operatividad. Wendy Figueroa, directora de la Red Nacional de Refugios, explicó que si no han cerrado ha sido gracias a la voluntad de quienes han apoyado en la operación de los mismos.

Para 2024 se ha propuesto un aumento del 0.02% en el presupuesto, este incremento casi nulo representa 119,025 pesos en la prevención de feminicidios y es equivalente al incremento de un peso por refugio. Cada año alcanza menos para comprar lo que necesitan los refugios, los bienes y servicios de los que más hacen uso son los que han incrementado más sus precios debido a la inflación, como alimentos, gasolina, prendas de vestir y calzado.

Hay una misoginia estatal hacia los derechos de las mujeres, denunció Lucía Melgar. En el Anexo 13, un etiquetado para un conjunto de programas gubernamentales para la igualdad entre mujeres y hombres, se han incrementado los ingresos para pensiones, pero de acuerdo con la profesora feminista, esto es como una trampa que simula un “aumento” al presupuesto, pero que finalmente repercute en la prevención del feminicidio, en la violencia psicológica, física y sexual. “Son mujeres que tienen que buscar cómo sobrevivir. Esto se traduce en un daño muy profundo”.

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¿Cuáles son los criterios con los que el Estado mexicano ha distribuido su presupuesto?

No existe transparencia en la manera en que se asignan los presupuestos, explicó Wendy Figueroa. Hay un predominio hacia Pemex y megaproyectos, pero para educación, salud y prevención de violencia no hay suficiente dinero, mencionó también Lucía Melgar.

Las especialistas coincidieron en que las alertas, el aumento de leyes y tipificaciones de violencia no sirven como estrategias eficaces si no se asignan presupuestos para la atención y prevención de las agresiones hacia las mujeres.

“Las mujeres pueden salir de un círculo violento si tienen un espacio donde se les acoja y se les apoye”, Wendy Figueroa

¿A qué realidades se enfrentan los refugios que protegen a las mujeres y víctimas de feminicidios?

2003 fue el primer año en que se logró un presupuesto para los refugios por parte de la Secretaría de Salud y estos se mantuvieron como un programa presupuestario hasta 2021. La directora de la Red Nacional de Refugios explica que van dos años consecutivos que el presupuesto no se asigna a algunos refugios o que se entrega incompleto. Este 2023, los refugios operan con el mismo presupuesto que en 2021.

“Esa luz que salva, que alivia cuando estamos en tinieblas por la violencia que vivimos, sin ellos muchas de nosotras no estaríamos vivas” (Mónica, usuaria de la Red Nacional de Refugios)

La Red Nacional de Refugios ha sido un mecanismo para interrumpir los círculos de violencia machista y proteger a las mujeres y a sus hijas e hijos cuando no cuentan con redes de apoyo sólidas o que necesitan salvaguardarse en lugares seguros y confidenciales. En los refugios se les apoya con indispensable para que sanen y recuperen su vida:

  • Asesoría y representación legal
  • Atención médica y psicológica
  • Seguridad
  • Acompañamiento educativo
  • Abrigo profesional, cálido y sororo

Todo lo anterior desde una perspectiva de derechos humanos, igualdad, interseccionalidad e interculturalidad. 

¿Qué significaría que los refugios no existieran? Que las mujeres e infancias no viven en riesgo, concluye Wendy Figueroa.