En 2009 RuPaul: Carrera de drags se convertiría en uno de los fenómenos más populares de toda la televisión internacional y no fue hasta el 2018 que México movería sus piezas y se arriesgaría para producir su propio programa "La Más Draga" bajo la dirección de Carlo Villarreal y Bruno Olvez.
El impacto del programa que nació en YouTube transgrederían las fronteras y se coronaría como el programa drag más importante de la región -no sólo de habla hispana-. Con un total de 6 temporadas, el penúltimo capítulo se transmitió este 7 de noviembre a las 21:00 horas y antes de llegar a la tan esperada final de La Más Draga, es momento de reflexionar sobre qué podemos hacer para combatir discursos que se gestaron en temporadas pasadas.
Una oportunidad para cambiar
Una de las figuras que señaló con mayor incidencia la manera en que La Más Draga perpetuaba discursos violentos fue la activista Láurel Miranda quien se ha posicionado fuertemente en contra de los comentarios serofóbicos y transfóbicos por parte de les participantes del programa.
"Aunque claramente drag queens y mujeres trans no ocupamos el mismo espacio identitario, me pareció sumamente problemático que hubiese personas dispuestas a apreciarnos, aplaudirnos (y consumirnos) siempre y cuando seamos para su entretenimiento, pero no les parecemos lo suficientemente válidas como para respetarnos en el día a día, en su cotidianidad." (Láurel Miranda en su columna "Ser es resistir")
En este sentido, se hace especial hincapié en que la cuestión no tiene por objetivo señalar a las drags, sino al equipo de producción que, durante años permitió la difusión de temáticas racistas, como por ejemplo, cuando Regina Bronx utilizó al personaje de la india María para caracterizarse. Al cuestionarle el porqué había elegido a una personaja que había estereotipado a las mujeres de comunidades indígenas, Regina Bronx señaló que, al ser de Chihuahua, estado de comunidades tarahumaras, tenía la facultad de representarla.
La serofobia fue otra cuestión que atravesó, el show. Durante una de las temporadas, Yuri fue la jueza del espectáculo; compositora que se ha pronunciado públicamente contra la comunidad LGBTTTIQ+.
Su participación terminaría por una fuerte crítica de la audiencia quienes cuestionaron el motivo de incluirla en un espacio donde, buena parte de las personas consumidoras, son pertenecientes a la comunidad LGBTTTIQ+.
"Tú sí te ves mujer biológica", esta sería una de las frases que se escucharían en La Más Draga y que terminaría por producir la inconformidad entre distintas activistas trans y colectivas quienes señalaron que estos comentarios sólo abonan a la distinción entre mujeres "biológicas" y las que no. En palabras de Láurel Miranda: No podemos olvidar que el género es una construcción social, de ahí que no existan ni “ mujeres biológicas” ni “hombres biológicas”, somos todxs seres humanos y seres sociales, seguir reproduciendo esos discursos no hace sino reforzar y validar las discriminaciones que vivimos a diario las poblaciones trans.
"Amé Heartstopper porque al final ningún protagonista muere de sidral", publicaría Aviesc Who, una de las dragas favoritas del programa y que se coronaría como ganadora en 2022. En respuesta, diferentes colectivas señalaron que utilizar esta clase de palabras termina por desvalorizar la lucha de las personas que viven con VIH.
Las polémicas serofóbicas fueron una constante y Alain Pinzón del colectivo VIHve Libre llegaría a La Más Draga dejando un mensaje muy poderoso en el programa: Su popularidad y alcance puede hacer el cambio.
Vivir en este país es muy difícil, muy complicado. Tenemos un sistema que no da para más, que tiene deficiencias y que alberga personal que nos discrimina, aquí lo principal es que ustedes sepan que cuando se van a referir a una persona con VIH, de verdad piensen en lo complicado que es existir. Ustedes tienen una responsabilidad enorme, están siendo vistas por millones de personas y creo que ustedes, deberían tomar esta responsabilidad con mucha decisión, porque varías de sus compañeras han hecho comentarios que no son correctos y que hemos encarado públicamente, no es correcto que se refieran a nosotros de esa manera, vivimos con tanto, que no merecemos que nos traten de manera despectiva, sentenció Alain Pinzón.
Entonces, ¿es la culpa de lxs participantes? En realidad, esperar que todas las personas tengan comportamientos intachables es imposible; el deconstruirse es un proceso donde confluyen distintos espectros, desde lo social a contextos socio-históricos. No hay culpables, ni señalamientos puntuales, pero siempre existe la oportunidad de cuestionarlo por parte de una producción que, en teoría, reivindica la cultura popular.
"Éste se trata de un programa que aborda identidades, cuerpos, género y, como tal, tendría que tener conocimiento y tacto para presentar estos temas; de lo contrario, sólo están empleando y explotando el talento drag," (Láurel Miranda)
Las audiencias
En entrevista con La Cadera de Eva, la activista Victoria Sámano explicó la manera en que se debía iniciar un proceso de introspección sobre estos programas, pues las conductas violentas, clasistas, machistas y transfóbicas terminan por ser una constante entre la audiencia que, mayoritariamente, son hombres gay cis.
"Desde hace muchísimos años los hombres gays cis han dejado de vivir las violencias que las personas trans seguimos enfrentando, de cierta forma, se han despolitizado, perdieron esa empatía. Entonces, cuando nosotras salimos a decir que algo no está bien, nos llaman extremas (...) Es sencillo decir las cosas cuando tu vida no está siempre en riesgo", ataja la activista.
Karely Ruiz se anunció como la invitada de esta semana, desatando una serie de comentarios misóginos entre la audiencia, mayoritariamente, las personas se pronunciaron señalando que con esta invitada el programa se había convertido en algo "corriente" y de"mal gusto".
Es así como el panorama de uno de los programas que fungió como espacio seguro para la comunidad LGBTTTIQ+ se ha construido, y siempre, es un buen momento para reflexionar, demandar contenido de calidad y trabajar, desde toda trinchera, por erradicar los discursos violentos, clasistas, transmisóginos, gordofóbicos y racializados; la revolución comienza cuando se toma un posicionamiento verdadero.
Paralelamente, también celebramos la existencia de estos espacios que han abierto camino para hablar de corporalidades, de género y el arte, sólo queda mantenerse expectante para un futuro cercano donde los programas drags sean una extensión combativa contra la violencia y no difusores.