El Congreso de la Ciudad de México ha despenalizado el delito de "peligro de contagio" en relación con las personas que viven con VIH u otras infecciones de transmisión sexual (ITS), siendo esto, un momento coyuntural para hablar de punitivismo, discriminación y misoginia

Una de las críticas sociales con mayor impacto en torno a las ITS, que todavía persiste, es la de señalar a las personas por poner en riesgo la vida de otres, y esta creencia era respaldada por el Código Penal de la CDMX, que pautaba que cualquier persona con VIH o iTS podía ser denunciada por peligro de contagio y recibir hasta 10 años de prisión. 

Este delito es un remanente de cómo el Estado intentaba, a través del castigo penal (punitivismo), mejorar la salud pública y no producir un trabajo estructural con perspectiva humana y de prevención; se intentaba por todos los medios viables sancionar a las personas que viven con VIH o ITS, pues no contemplaba explícitamente el contagio, sino sólo castigar a quienes pusieran en peligro la "salud pública" (no precisamente en el acto sexual), siendo esto, un abono a la discriminación y la exclusión

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Foto: Cuartoscuro

Las consecuencias del punitivismo son sistémicas

El castigo penal que se ejerció durante años en contra de este sector no sólo no obtuvo resultados favorables, indicó el Congreso, sino que además, también repercutió en la difusión de discursos de odio y el desconocimiento. Dentro del Código Penal se estigmatizó a personas que viven con VIH o ITS por ser consideradas un riesgo para la población y con ello, perpetuar la creencia violenta sobre su sexualidad, su tratamiento y su transmisión

Recordemos que el punitivismo es una de las herramientas de opresión más fuertes del Estado y consta de castigar toda conducta que sea considerada falta a la ley, algo que no sólo es subjetivo, sino que además, ha funcionado como arma para perpetuar discriminación, exclusión y violencia patriarcal. Por ejemplo, el punitivismo contra las mujeres que deciden abortar o el punitivismo contra las personas que viven con VIH

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La violencia sistémica parte desde el Estado y se extiende a todos los demás espectros de nuestra vida cotidiana. Con esto llegamos a la conclusión que no sólo se trata de un delito que por años violentó, sino también, de una primera victoria contra un sistema que se ha encargado de oprimir a este sector. 

¿Cuántas personas con VIH o ITS evitaron acercarse a los sistemas de salud en CDMX por temor a ser juzgadas e incluso, penalizadas?, ¿cuántas han preferido buscar apoyo en otras instituciones civiles para recibir tratamiento? 

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Foto: Cuartoscuro

El punitivismo no sólo atraviesa por el castigo innecesario; tener una enfermedad nunca debe ser un delito punible, sino que además, cumple con la función de extender el estigma en todas sus estructuras, siendo así, abono para la existencia de la serofobia, los malos tratos, justificación de los crímenes de odio, la exclusión, falta de oportunidades laborales e incluso, abandono familiar. 

"En mi clínica soy un bicho raro, ¿sabes qué me han hecho? Me hacen sentarme en las últimas bancas. Ahí veo pasar el tiempo y observo, por ejemplo, que mi turno es detrás de una señora y de repente, me saltan. Me pasan de largo, como si yo no existiera y ni hablar de mis pronombres, eso duele mucho, asistir al IMSS es pasar un mal rato."(Jocelyn, trabajadora sexual en entrevista con La Cadera de Eva)

Lee esta entrevista completa en: "La odisea de recibir tratamiento preventivo del VIH Sida siendo mujer trans"

El delito del contagio de VIH o ITS y la violencia

Por otra parte, no se puede dejar fuera de la conversación que sí existen prácticas violentas que atentan de manera deliberada contra la salud de las personas, por ejemplo, el abuso sexual y el contagio forzado

Esta clase de delitos corresponden a otras herramientas de dominación, como por ejemplo, el machismo, la homofobia, la transfobia y la misoginia. Prácticas de odio que atentan contra los cuerpos feminizados - no heteronormativos a través de esta clase de violencia vengativa y de castigo.

Una de las resistencias más grandes a la eliminación de esta ley es la creencia de que ahora los delitos de abuso sexual - contagio deliberado no serán punibles, sin embargo, es todo lo contrario y funciona de la siguiente manera:

  • El VIH y ITS son padecimientos, más nunca delitos. 
  • Las prácticas violentas sí continúan siendo un delito bajo otros esquemas y códigos.

Según la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, toda conducta de odio que sea violenta, cruel, que intente hostilizar y atemorizar es considerado un delito. 

Con esto nos acercamos a cuestionar: ¿por qué el sistema se encargó de hacernos creer que el problema eran las personas con VIH y no el sistema odiante y misógino

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Foto: Cuartoscuro

Es necesario que las leyes estén orientadas a dejar de lado el castigo y dar origen a verdaderas transformaciones que incluyan la prevención de enfermedades, la no serofobia, el atender el machismo como problema sistémico y quebrar con la cadena de violencia que el patriarcado se ha encargado de fomentar e instaurar en nuestras instituciones penales y judiciales.