“No somos amigas, somos hermanas, consíguete amigas”. 

-Fleabag

Seguramente una blusa, un permiso o un juguete fueron algunos de los objetos que te hicieron tener peleas con tu hermana. Y es que esta relación es muy complicada, porque aunque sabemos que daríamos la vida por nuestras hermanas, también hemos tenido grandes peleas e incluso mantenido una guerra fría en algunos casos.

“La relación entre hermanas es compleja y fascinante, simbiótica o hiriente, y está revestida de un sinfín de sutilezas”, se lee en el libro “La Rivalidad femenina y cómo acabar con ella” escrito por la periodista Elisabeth Cadoche y la psicoterapeuta Anne de Montarlot.

Y es que la relación con nuestras hermanas se vive a flor de piel cada día, muchas veces tenemos que compartir cuarto, ropa, juguetes e incluso competir por la atención de nuestros padres y madres.

“Criadas en el mismo seno, las hermanas asumen papeles distintos que se presentan de varias formas. Son compañeras de juegos, confidentes, consejeras de todo tipo, ejemplos, cómplices, protectoras, guías y, desde luego, rivales feroces, pero están unidas de por vida más allá de la existencia de sus padres”, establecen las escritoras del libro “La Rivalidad femenina y cómo acabar con ella”.

Ejemplos de estas palabras hay muchos, como la serie Fleabag nos muestra, dos hermanas que no hablan mucho de temas personales, completamente distintas y que la mayor parte del tiempo ponen una distancia entre ellas por malos entendidos

Sin embargo, esta relación es fuerte, siempre están la una para la otra en los momentos más difíciles, aunque no se traten como mejores amigas

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¿De dónde nace la rivalidad entre hermanas?

El conflicto es una parte inevitable de la relación entre hermanas, sin embargo, esto no significa que no puedan tener una relación llena de amor y amistad entre ellas. El libro escrito por Elisabeth Cadoche y Anne de Montarlot muestra que diversos estudios han registrado que la relación entre hermanas es más cercana que entre hermanos varones.

¿Por qué las hermanas tienen relaciones más cercanas que los hermanos? El libro explica que esto podría deberse a que las mujeres se sienten más cómodas expresando sus emociones y esto favorece la preservación de los lazos familiares.

El libro sobre rivalidad femenina también explica que las peleas entre hermanas pueden empezar con los celos que una siente por la otra derivados de las comparaciones que familiares, amigos o incluso los mismos padres y madres pueden hacer entre ellas.

“Ante esto, es fácil que nos imaginemos inconscientemente que nuestra hermana nos priva de un aspecto que no nos caracteriza”, escribieron Elisabeth Cadoche y Anne de Montarlot.

La rivalidad también está presente en la relación entre hermanos, pero ésta se manifiesta con una violencia más radical, uno quiere eliminar al otro, mientras que pese a la rivalidad entre hermanas, ellas pueden abrir el diálogo y terminar con ella.

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Buscar nuestra identidad como individuos también puede abonar a los conflictos con nuestras hermanas, “La Rivalidad femenina y cómo acabar con ella” explica que las hermanas se conocen casi en totalidad y en muchos casos buscar forjar su personalidad marcando la diferencia, pero esto no siempre es sencillo.

“La otra siempre está presente, como una sombra chinesca, y hay que evitar parecerse demasiado a ella, no copiar su forma de vestir, de hablar... Las peleas que puede ocasionar dan te de ello”, se lee en el libro.

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Nuestra relación con nuestras hermanas nos enseña a socializar con otras mujeres

“La Rivalidad femenina y cómo acabar con ella” explica que la relación entre hermanas es un “esbozo de las futuras relaciones humanas, una enseñanza útil en lo que respecta a la naturaleza ambigua de los sentimientos femeninos”.

El libro cuestiona “¿Se trata de una forma de aunar al mismo tiempo la facultad de amar y de odiar a la persona que comparte nuestra trayectoria vital, de poder sentir envidia hacia una mejor amiga y, a la vez, necesitarla?”.

Y posteriormente responde que la relación entre hermanas influye en la forma en la que nos relacionamos con otras mujeres tanto en la vida pública como profesional.

Una gran lección que este libro nos deja es que comúnmente las mujeres pueden arreglar los conflictos con sus hermanas cuando se abren a discutirlos, pero esta no es una tarea fácil. 

Nuestras hermanas son nuestras cómplices, compañeras de juegos, compartimos nuestra infancia y proceso de crecimiento, esto podría ser el motivo también de los conflictos entre nosotras, sin embargo, siempre podemos resolvernos y volver a unirnos

“Ensayar la pantomima de nuestro sarcasmo juntas, nos volvía más hermanas que hermanas: cómplices”.

Cristina Rivera Garza