Desde hace 35 años, Joaquín López Dóriga se ha posicionado dentro de la prensa y la televisión como uno de los comunicadores con mayor popularidad; el poder mediático es innegable y prueba de ello, es la vigencia de su noticiero en Grupo Fórmula donde realiza entrevistas a figuras populares. Es así que la precandidata morenista a la CDMX Clara Brugada se convirtió en la invitada estelar y lo que inició como una conversación rutinaria del noticiario, terminaría por detonarse después de que la precandidata pidiera a López Dóriga evitar caer en discursos de misoginia

Dentro de este encuentro, el periodista ejerció una serie de discursos importantes contra Clara Brugada que atravesaron el poder autoafirmativo y los micromachismos. Lo acontecido el noticiero de López Dóriga abre la posibilidad para cuestionar, dialogar y deconstruir la manera en que consumimos / producimos la noticia. 

El primer punto que hay que entender es, ¿qué es la misoginia y por qué Clara Brugada señaló a López Dóriga?

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¿Qué es la misoginia?

De acuerdo con la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, la misoginia se encuentra en el mismo espacio que la homofobia, la xenofobia y la segregación racial. Este tipo de discursos de odio consiste en conductas /actos violentos contra las mujeres a causa de su género

La misoginia son todas aquellas acciones que propician la violencia sexual, económica, exclusión política, desigualdad, la privación de la libertad y en ultima instancia, el feminicidio; una violencia sistémica. Podemos entender este fenómeno como una de las expresiones de odio más grandes y se articula en conjunto con otro fenómeno: el machismo

Marcela Lagarde acota en "Identidad de Género y Derechos Humanos, la Construcción de las Humanas" que la opresión femenina reúne la articulación entre machismo y misoginia, los cuales, al interactuar, se potencian mutuamente

En esta articulación, el machismo fomenta y alimenta a la misoginia a través de las siguientes acciones:

  • Marginar
  • Cosificar
  • Infantilizar
  • Hostilizar
  • Atemorizar 
  • Segregar 
  • Silenciar 
  • Excluir 
  • Desvalorizar 

Además de esto, debes saber que el machismo se compone de otros elementos menores -y no por eso menos importantes- llamados micromachismos. Estas acciones van desde interrumpir, denostar, hablar con condescendencia, exponer y realizar actos desde la falsa caballerosidad. Acá te dejamos una lista más completa de estas acciones y cómo dejar de ejercerlas (porque sí, las podemos ejercer todas, todos y todes).

Alrededor del caso de Clara Brugada y su elección interna para representar al partido Morena, se ha puesto en tela de juicio sus capacidades y desvalorizado su experiencia política bajo la idea de haber logrado la candidatura por su condición de mujer y no por su trabajo, esfuerzo y capacidad. Esto último, lo reclamó la precandidata cuando el periodista le cuestionó que "por sentido común" ella sólo es precandidata por paridad, en respuesta,  Clara Brugada señaló lo siguiente: 

"La encuesta que importa justamente es la que ahorita se está dando y en las que estoy ganando por mucho (...) Quiero decirte que no caigas en la relatoría de la misoginia, como del tema de que ganamos por género. La paridad de género no es un acto de caballerosidad o que los hombres nos regalen candidaturas. Es un acto de justicia hacia las mujeres".

Asimismo, es importante recordar que los sistemas de opresión se retroalimentan y constituyen los unos a los otros, por lo que dentro de los márgenes del machismo, encontramos la violencia política en razón de género. La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, lo define como toda acción u omisión, incluida la tolerancia basada en elementos de género. En este caso particular de Clara Brugada y Joaquín López Dóriga, se encuadra con este tipo de violencia, pues de acuerdo a la LGAMVLV el objetivo es limitar, anular y menoscabar el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres

Con una paridad de género tan importante dentro de las bancadas de nuestro país, la violencia política se ha recrudecido en los últimos años. En nuestra investigación "De Sandra Cuevas a Sheinbaum, violencia contra las mujeres en la política" abordamos el impacto de este fenómeno. 

La violencia política en razón de género es “toda acción u omisión, incluida la tolerancia, basada en elementos de género”, cuyo objetivo o resultado sea “limitar, anular o menoscabar el ejercicio de los derechos políticos y electorales de una o varias mujeres” , de acuerdo con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

 Lee nuestro glosario feminista: ¿Cuál es la diferencia entre machismo y misoginia? 

No es señora, es la precandidata Clara Brugada

“No señora, nunca he caído en eso (misoginia) y con todo respeto, no le permito que me trate de misógino”, señaló López Dóriga como parte de la discusión. A lo largo del noticiario encontramos a la precandidata referirse en todo momento al comunicador como Joaquín, por su parte, él se refiere a ella como señora; nunca por su nombre o su cargo político. Esta distinción quedó aún más clara al final del encuentro, cuando Clara Brugada le pidió continuar con la entrevista. 

“Avancemos Joaquín”, le pidió la precandidata y consecuentemente, López Dóriga respondió: “Está bien, señora”.

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La dicotomía para referirse a las mujeres consta de dos espectros: las señoras y las señoritas. En ambos escenarios, se posee una importante carga de género, pues mientras que en el campo semiótico de señorita se encuentra la soltería, la juventud y la infantilización, cuando nos referimos a una mujer como “la señora” desde la condescendencia, se abordan conceptos como la torpeza, la ineptitud y la subordinación. De acuerdo con el artículo académico The International Journal of Aging and Human Development el hacer uso de estos adjetivos desde la condescendencia, nos habla de un edadismo importante que se aúna al sexismo, además, el artículo destaca que existe una importante diferenciación de género, es decir, no es igual para una mujer ser tratada de señora que para un hombre, pues para este último, su campo semiótico es distinto y nos habla de experiencia, trabajo y madurez. 

El lenguaje es una de las discriminaciones primarias que viven las mujeres, por ello, la Comisión de los Derechos Humanos señala que reconocerlas en paridad y nombrarlas no se trata de una nimiedad, se trata de un derecho humano; todas las personas debemos ser nombradas con respeto e igualdad

Entonces, ¿cómo iniciar a deconstruir estas prácticas? La respuesta es sencilla, evitar utilizar esta dicotomía feminizada del lenguaje (señora/señorita), en nuestro artículo “Ni señora, ni señorita: ¿por qué debemos dejar de utilizar estas palabras?”, te explicamos cómo sustituirlas y por qué es prioritario cuestionar cómo nos comunicamos. 

De poder autoafirmativo y del falso matriarcado

En el último segmento del encuentro, el comunicador interrumpe de manera constante a la precandidatay toma la palabra después de señalar: “Déjeme hablar”, Clara Brugada se limita a responder “Bueno” o “Está bien”. 

Posteriormente, el comunicador señala: “A mí no me puede señalar de misoginia, primero porque no me lo merezco, porque nunca lo he sido y no, no me diga "bueno", dígame usted un aspecto donde haya sido o caído en eso (...) Dicho lo cual señora, nadie me puede señalar de misógino porque yo soy producto de la educación de mi madre, entonces, nada más se lo digo”. 

En La Cadera de Eva entrevistamos a la socióloga con estudios en género Joanna Trejo quien abordó, que es necesario dejar de pensar que la crianza materna o rodeada de mujeres nos exime de tener actitudes misóginas y machistas; la única manera de erradicar estos valores es a través de la deconstrucción, la apertura al lenguaje, de escuchar a las otras personas y trabajar en nosotros mismxs. 

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Si te interesa leer esta entrevista completa sobre los discursos de los falsos aliados y cómo identificarles, sigue tu lectura dando click aquí

Finalmente, durante la entrevista Clara Brugada pide “no enojarse” y señala que ambos están ahí (en el foro) para platicar y para que las personas la conozcan, sin embargo, el comunicador dirige su mirada a las personas presentes en el foro y posteriormente a la cámara para señalar: “Véanla, véanla”. 

“No, no se vale nada de véanla, tampoco se vale eso”, se defiende la precandidata y López Dóriga responde inmediatamente: “Sí, véanla cómo me está diciendo”.

El poder autoafirmativo se encuentra dentro de esta interacción social y lo podemos entender como un intento de reafirmar una posición de poder a través de legitimarse frente a otros.

 Javier Miravalles, psicólogo y catedrático, aborda en "Poder y Género" que este tipo de poder tiene dos acepciones, la primera es la capacidad de ejercerlo y la segunda, es la capacidad de reafirmarse y decidir sobre la situación. 

"Este poder requiere para su ejercicio una legitimidad social que lo autoriza para ejercerlo, siendo la posición de género uno de los ejes cruciales donde discurre esta desigualdad de poder", señala Javier Miravalles en su obra.

Asimismo, el especialista señala que, producto de la cultura patriarcal, se perpetúa la creencia de que sólo el hombre puede ejercer el poder autoafirmativo, es decir, la capacidad de transgredir, tomar decisiones, minimizar, subordinar y tomar decisiones políticas, todo, bajo la legitimación que el sistema le ha otorgado. 

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La situación entre Clara Brugada  y Joaquín López Dóriga no es objeto de señalamientos particulares, sino más bien, pone sobre la mesa lo necesario que es generar espacios informativos donde se propicie el diálogo, la escucha y el entendimiento; nunca la actitud reaccionaria.