El patriarcado, el esquema de relaciones sociales de dominación a partir de asignar atributos, características particulares a las personas a partir de su sexo y/o género, y otorgarle una supremacía a todo lo que se ubica como “masculino”, ocasiona diferentes formas de discriminación y violencia. De igual forma se encuentra la heteronormatividad, la estructura de relaciones que identifica a la heterosexualidad como la manera exclusiva de relacionarse. 

Sin embargo, relacionarnos socialmente de esta manera puede causar estigmas en aquellas personas que no siguen la heteronormatividad; en especial las personas trans, las cuales se caracterizan por tener una identidad sexogenérica distinta a aquella que se les asignó al nacer. 

Discriminación y violencia en el ámbito médico

Está ampliamente documentado -y sabido por la sociedad- que la violencia en contra de minorías y población vulnerable existe dentro de los consultorios médicos. En el caso de la población trans se reciben tratos discriminatorios en muchos ámbitos sociales, en particular cuando acuden a servicios médicos a causa de alguna enfermedad, revisiones médicas de rutina, u otros procedimientos. 

Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

Estos maltratos dentro de los consultorios son sólo una parte del conflicto, pues se trata de una serie de actos discriminatorios y violentos que hacen uso del poder social, cultural y político para estigmatizar y excluir a las personas de las comunidades de la diversidad sexogenérica. Debido a esto, la población trans prefiere alejarse de los espacios médicos donde muchas de las veces tienen como única opción ignorar los síntomas de sus enfermedades o automedicarse.

La carga social que conlleva a no identificarse con el género asignado al nacer, dentro de un sistema que depende de este binarismo, se materializa como rechazo de la misma sociedad, de círculos cercanos: las familias, amistades e instituciones; como segregación, marginación, y en los casos más lamentables la persecución y asesinato.

La normalización de esta violencia también se encuentra al interior de diversas instituciones, que están en un principio pensadas para resguardar el bienestar de las personas.

De acuerdo al Modelo de Estrés de las Minorías -planteado por Ian Meyer1- las minorías sexuales e identitarias, así como minorías racializadas, en comparación con los grupos mayoritarios, son más propensas a mayores índices de enfermedades como son (aunque no exclusivamente):

  • Hipertensión
  • Suicidio
  • Abuso de sustancias
  • Cáncer

Padecimientos que no están relacionados a defectos genéticos o a una diferencia biológica, sino a las experiencias del rechazo social que incluyen prejuicios, un estatus socioeconómico desigual y acceso limitado a la salud. 

Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

Las personas discriminadas requieren un esfuerzo de adaptación superior, ya que su discriminación se deriva de procesos sociales e institucionales radicados en una estructura social difícil de modificar y por ello, está más allá de la voluntad de cada persona el cambiar las condiciones desfavorables de su entorno. 

Esta adaptación provoca que interioricen la discriminación, de manera tal, que están “preparadas” para ser juzgadas por quienes son. Manteniendo así un estado mental ansioso que les hace sentir atemorizadas y señaladas en situaciones en las que “suponen que serán violentadas” antes de que eso suceda.

Frenemos la discriminación y la violencia

Resaltamos el papel que juegan las comunidades, ya que puede impactar de manera positiva o negativa el estado mental de las personas. La intervención de asociaciones, grupos o círculos de personas que ofrecen el sostén necesario para guiar el proceso médico, así como facilitar el acceso a medicamentos, profesionales de la salud de confianza, entre otras cosas, es necesaria para que una persona trans se sienta segura, comprendida y tenga más probabilidades de sobrellevar estas dificultades. Además, resaltamos la importancia de seguir divulgando temas de interés para sensibilizar a la población en general. 

1) Meyer, I. (2003). Prejudice, Social Stress, and Mental Health in Lesbian, Gay, and Bisexual Populations: Conceptual Issues and Research Evidence. Psychological bulletin. 129. 674-97. 10.1037/0033-2909.129.5.674. p. 674-675

Sobre las autoras

Abigail Lorea Sánchez es estudiante de Sociología en  la Facultad de Estudios Superiores Aragón y narradora gráfica independiente. Interesada en los problemas propios de la comunidad a la que pertenece.

Tania Lizbeth Meléndez Elizalde es socióloga, maestra y candidata a doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM. Docente en la carrera de Sociología en la FES Aragón UNAM. Líneas de investigación: sociología de la familia, sociología de la religión, perspectiva de género, cambio social y cultura.